Durante la inauguración de esta exposición, que reúne 24 obras de Abelló, entre las que destacan numerosos óleos sobre lienzo, además de otras técnicas, como mixta sobre cartón y pastel sobre papel, Josep Fèlix Bentz, presidente del Reial Cercle Artístic de Barcelona, presentará la muestra y los principales hitos de la vida del artista a los asistentes.
La vida del artista siempre se proyectó más allá de nuestras fronteras, ya que desde sus inicios como pintor pudo ver sus obras en museos de todo el mundo. Actualmente, los principales museos que disponen de obra de Joan Abelló son el Museo Ashmolium (Oxford), el Museo de Europa, en Laussane (Francia), el Museo del Vaticano (Roma), el Poldermuseum (Amberes) y The Courtauld Colection (Londres), además de otros españoles como el Museo de Arte Contemporáneo de Madrid, el Museo de Arte Moderno de Barcelona o el Museo de Arte Moderno de Bilbao.
La trayectoria profesional de Joan Abelló, cuya obra se podrá ver en el Instituto Cervantes de Chicago hasta el 15 de julio, comenzó en 1934, cuando pintó sus primeros cuadros influenciado por Joaquim Mir, uno de los artistas catalanes postmodernistas más cotizados en las galerías de toda Europa. Inició sus estudios de arte en el Reial Cercle Artístic de Barcelona y trabajó durante varios años en el estudio de Pere Pruna, donde aprendió las técnicas del grabado y la pintura manual. Desde 1946 hasta 1960, Abelló trabajó al lado de Carles Pellicer. Posteriormente, a finales de los años 70, con una carrera ya consolidada, el artista de Mollet ingresó como miembro en la Cofrérie des Chevaliers du Tastevin de Bourgogne (Francia). Fue miembro honorario del Fondo Internacional de Pintura de Barcelona y miembro de la Academia de las Artes y Oficios de Parma (Italia). En 2002, la Generalitat de Cataluña le impuso la Creu de Sant Jordi.