Sobre las cabezas de aquéllos que caminan bajo la obra, aparecen las imágenes de una multitud en movimiento: andando, corriendo, generando tapones, cayéndose, tropezando… Dichas imágenes constituyen una suerte de espejo en el que representar el constante flujo de personas que vienen y van por el atrio del Justus Lipsius, concretamente desde las puertas de entrada al mismo y hasta la puerta giratoria a través de la cual se penetra en el edificio.
Forma sinuosa
La instalación está compuesta de una pantalla de 33 metros de largo por 1,65 de ancho. Gracias a su flexibilidad, el conjunto adquiere una forma sinuosa. De esta manera, el artista rompe con la tradicional pantalla plana, como ya hiciera en anteriores instalaciones, en las que los vídeos se proyectaban directamente sobre los muros barrocos de una iglesia romana o sobre la misma Puerta de Alcalá.
En esta ocasión, la pantalla se transforma en un bucle de 4 metros de altura. La forma de la misma proporciona al artista una magnífica oportunidad para reflexionar sobre “el esfuerzo, riesgo y compromiso que exige la construcción de un proyecto paneuropeo”.
Vida al edificio
Al romper con el camino rectilíneo, Canogar se acerca a una visión algo más lúdica del transitar: de ése que llevan a cabo tanto consejeros, como trabajadores o visitantes y que es, al fin y al cabo, el que da vida al edificio. Los reflejos vienen y van, incluso desaparecen, según sea el ángulo desde el que se mire, proporcionando, de este modo, que la obra sea observada desde distintos puntos. El último y más alto reflejo será el que aparezca en el techo de cristal, que ofrecerá una visión de la parte superior del bucle. Canogar consigue transformar un espacio de tránsito en un lugar en el que reflexionar sobre el mismo proyecto europeo.
La instalación, co-organizada por SEACEX–Comité Organizador de la Presidencia Española de la Unión Europea, el Ministerio de Presidencia y el Consejo de la UE, viajará tras el fin de la Presidencia española a nuestro país.
Confrontar lo analógico con lo digital Daniel Canogar [1] es uno de los artistas españoles más internacionales del momento. Madrileño de nacimiento, licenciado en Ciencias de la Imagen por la Universidad Complutense de Madrid y master en Arte y Fotografía por la New York University, ha ido derivando su investigación artística y trabajo hacia la utilización de materiales reciclables, tras pasar por soportes translúcidos, metacrilato, fibra óptica o focos de luz. Entre sus exposiciones individuales y colectivas se pueden destacar las realizadas en la Fundación Arte y Tecnología, Madrid; Palacio de Velázquez, Madrid; Galería Helga de Alvear, Madrid; Galería Estrany de la Mota, Barcelona; Espace d’Art Yvonamor Palix, París; Centre d’Art Contemporain de Basse Normandie, Francia; Axe Neo-7, Quebec, Canadá; Metronom, Barcelona; Centro de Arte Santa Mónica, Barcelona; Artist Space, Nueva York; Museo Alejandro Otero, Caracas; el Wexner Center for the Arts, Columbus, Ohio; el Museo Kunstsammlung Nordrhein Westfallen de Düsseldorf y el Hamburger Banhof Museum de Berlín. |