En El despertar de la escritura femenina española se profundiza en el florecimiento de la literatura en los conventos, tanto en la prosa (Teresa de Ávila) y la poesía (Sor María de la Antigua) como en el teatro (Sor Marcela de San Félix), pero también se puede conocer a damas que concurrían a certámenes y sumaban sus escritos a libros colectivos realizados con motivo de un homenaje o una celebración.
La muestra se hace eco, tal y como recuerda su comisaria, Clara Janés, de cómo la fama hace que, desde muy pronto, algunas de estas escritoras conozcan traducciones, réplicas e incluso la usurpación de su nombre (Luisa Sigea); también cómo una mujer es depositaria y difusora de obras de los grandes doctos (Sor Ana de Jesús de San Juan de la Cruz y Fray Luis de León); que otra, sin querer tomar hábito, se hace misionera y su labor es reconocida en distintos países (Luisa de Carvajal); a la que se dedica al teatro (Ana Caro); a la que, a pesar de su gloria, guarda celosamente su verdadera identidad (María de Zayas); a la que, interesada en la ciencia, descubre un elemento del cuerpo y lo comunica (Oliva Sabuco); a aquella que se hace famosa por sus traducciones (Isabel Rebeca Correa); a la aguda pensadora (Juliana Morella); a la ganadora de numerosos certámenes (Cristobalina Fernández de Alarcón); a la que, desde tierras de ultramar, movida por el talento de Lope de Vega, le escribe una epístola en verso (Amarilis); y, en fin, a la que, también al otro lado del Atlántico, tiene su celda poblada de aparatos científicos y libros de literatura y de pensamiento de todo tipo hasta que la Inquisición la obliga a retractarse de sus ideas, renunciar a sus posesiones y declararse «la peor de todas» (Sor Juana Inés de la Cruz).
Madrid. El despertar de la escritura femenina española. Biblioteca Nacional de España [1].
Del 30 de enero al 21 de abril de 2013.
Comisaria: Clara Janés.