Esta exposición, que se podrá visitar hasta el 13 de julio, se introduce en el complejo y diverso mundo del gran genio del arte pop, cuyos retratos sólo habían sido expuestos anteriormente una vez de manera retrospectiva. Fue en el Whitney Museum en 1979 y, únicamente, se exhibieron 50 piezas.

El comisario de la muestra, Alain Cueff, ha afirmado que "Warhol debe su reputación a cómo retrató a la sociedad de consumo" y que es evidente que, "desde su infancia, la cuestión central es la posibilidad de representar el rostro humano". El artista comenzó su faceta de retratista cuando la coleccionista neoyorquina Ethel Scull le encargó su retrato Ethel Scull, 36 veces –obra elegida para el cartel de la exposición– y, desde entonces, se lanzó a pintar a artistas, coleccionistas, marchantes o amigos.

Además, los organizadores han destacado que "junto con sus famosas botellas de Coca-Cola y las latas de sopa Campbell, que contribuyeron a su fama, en realidad es la representación del rostro humano lo que está en el corazón de la obra de Warhol".

Recorrido de retratos

Veinte Marilyns, una Elizabeth Taylor plateada y una Red Jackie Kennedy reciben al espectador en el inicio del recorrido de la exposición que continúa con el Mao, enfrentado en el travestido de Ladies and Gentlemen. A todos ellos les suceden, sala tras sala, muchos de los ya míticos e históricos retratos que el autor realizó a celebridades como Brigitte Bardot, Meryl Streep, Clint Eastwood, Mick Jagger, Jane Fonda o Lana Turner; amigos o mecenas, personajes a los que admiró o a los que únicamente pagaban por un retrato suyo, miembros de la casa real iraní, modistos, otros pintores, políticos… una lista interminable con nombres como Valentino, Basquiat, Carolina Grimaldi, Giorgio Armani, la princesa Diana o Elvis Presley.

La muestra ilustra el método de trabajo industrial de Warhol, la invención del arte en serie y el inicio de la producción masiva, así como sus trabajos serigrafiados sobre tela, acetato y numerosos ejemplos de lo que le dio de sí la cámara instantánea Polaroid; pero también refleja cómo vio el artista el "gran mundo" que le rodeaba en la década de los ochenta del siglo XX y la atracción que le provocó el mundo del glamour, en una galería de retratos de semi fantasmas, que están pero, a la vez, se encuentran ausentes como el del modisto Yves Saint Laurent, programado para quedar colgado en el mismo Grand Palais de París y retirado por orden de Pierre Bergé, compañero del modisto, a quien no convenció que el difunto Saint Laurent no mereciera una sala propia dentro del "gran mundo".

La última parte de la muestra da testimonio de la preocupación religiosa y transcendental de Warhol, probablemente alejada de la imagen asociada al artista de los bodegones contemporáneos, e invade las salas superiores del Grand Palais con los 112 retratos de Cristo The last supper (Christ 112 times).

 

París. Warhol’s Wide World. Grand Palais.

Hasta el 13 de julio de 2009.

Comisario: Alain Cueff.