Con esta exposición, Marlborough pretende reunir la tradición metafórica referida al jardín, término a priori fácil de definir pero con un gran calado histórico, que data desde la antigüedad hasta nuestros días, siendo una importante fuente de inspiración para artistas plásticos y literatos. El jardín secreto construye un espacio cerrado y escondido, imperceptible desde fuera, y en donde cada pieza intentará crear, en comunión o contradicción con el resto, un sugerente universo de recogimiento o de exaltación personal.
Diferentes diálogos
Así, obras como las de Juan Correa, John Davies, Magdalena Abakanowicz, Carlos Franco, Francisco Leiro, Abraham Lacalle, R.B. Kitaj o Juan Genovés son próximas a la idea del Locus Amoenus expresada, por ejemplo, por Shakespeare en Sueño de una noche de verano, un jardín misterioso, alejado de la civilización rígida, donde las pasiones se pueden desbordar, o en Las mil y una noches, repleto de animales y paisajes fantasiosos.
Por su lado, el aislado encanto de el Hortus Conclusus que ya figura en los frescos de Pompeya, se actualiza en las obras de Darío Villalba, Blanca Muñoz, Alfonso Albacete, Stephen Conroy y Manolo Valdés.
A la vez, en la sala pequeña de la galería se establece un diálogo entre dos artistas que utilizan la fotografía para mostrar una visión íntima de la realidad exterior. Darío Villalba se acerca a ella desde la emoción, con piezas de la serie Documentos Básicos (iniciada a finales de los años 50 y todavía hoy en proceso), y Cristóbal Hara satiriza la España más tradicional, con imágenes procedentes de las series An Imaginary Spaniard (2004) y Autobiography (2007).