Fue una creadora intuitiva, sin apenas estudios, pero los artistas e intelectuales de su época supieron ver que Raquel daba a luz un arte nuevo y único, humano, sensible, todo un sentimiento trágico de la vida. Su voz, frágil pero nítida, su dicción perfecta y su naturalidad expresiva establecieron con el público ese raro hipnotismo, esa comunicación espiritual que sólo han logrado unos pocos intérpretes: Carlos Gardel, María Callas o Frank Sinatra.
Temperamento español
Convertida en mito, Raquel Meller impuso constantemente su personalidad arrebatadora. Como cantante o como actriz de cine (y ocasionalmente de teatro) podía ser a la vez cautivadora y arisca, genial e insoportable, la quintaesencia del ‘temperamento español’.
Obtuvo resonantes triunfos en los escenarios de Madrid, Barcelona o Buenos Aires, y luego en los de París y Nueva York. Fue una de las grandes estrellas del período de entreguerras.
Pero todo quedó olvidado después de 1939. Y durante más de dos décadas tuvo que sobrevivir a su propia leyenda, en un mundo cambiado y ajeno, rodeada de amargura y soledad, con pocos amigos y menos apariciones públicas. Ya nunca abandonó la triste sonrisa de La violetera.
50 años de su muerte
Hoy, cuando se cumplen cincuenta años de su muerte, el Museo de la Biblioteca Nacional (Sala de las Musas) presenta una síntesis de la vida y el arte, la apoteosis y decadencia de esta excepcional intérprete española. En la exposición se pueden contemplar –y escuchar, mediante auriculares– los históricos discos de gramófono que Meller grabó entre 1912 y 1946, y que hoy son el único testimonio vivo de su arte irrepetible. Entre ellos están sus primeras grabaciones de La violetera y El relicario, de 1918, que no se han vuelto a publicar desde entonces.
También se exponen las partituras de las canciones que ella estrenó y numerosos libros, fotografías, tarjetas postales, ilustraciones, caricaturas y artículos de revistas y periódicos, todos procedentes de los fondos de la BNE.
Como pieza de honor figura el extraordinario retrato de Raquel Meller que Joaquín Sorolla pintó en 1918 (cedido por el Museo Sorolla). Durante el tiempo de la exposición, en varias conferencias [1] –con audición de sus grabaciones fundamentales– se estudiará la vida y el arte de Raquel Meller, su estilo interpretativo y su aportación a la canción y la música popular de España. También se proyectarán algunas de sus más aclamadas películas, como Carmen y Violetas imperiales.
Madrid. El mito trágico de Raquel Meller (1888-1962). Biblioteca Nacional de España [2].
Del 19 de junio al 30 de septiembre de 2012.
Comisario: José Luis Rubio.