, y ha sido diseñado por Christian de Portzamparc -premio Pritzker- en el Brabante valón cuyo paisaje reproducía a menudo Hergé en sus cómics. Un edificio blanco de 3.800 metros cuadrados y formas racionalistas que flota sobre el paisaje y evoca la famosa línea clara de Hergé. Un museo que en realidad son cuatro bloques unidos por un gran atrio decorado con motivos que evocan aventuras de sus capítulos y que cuenta con ventanales como viñetas.
Toda una vida
La conservadora, Sophie C. Tchang, explica la distribución final: tras una visión general de la obra, se abordan los años treinta, cuando nace Tintín (1929) en el diario católico Le XXème siècle. Luego aparece la familia de personajes, hay una sala para el castillo de Moulinsart, se revisa la influencia de las noticias y el cine en la obra de Hergé, su relación con la ciencia y su faceta como publicitario y jefe de un estudio. Y su humanismo, "explorando con sus aventuras otros mundos y culturas". ¿Y los episodios controvertidos, como su trabajo en un diario colaboracionista? "No escondemos nada, pero no hay espacio para todo", dice el director. "Él no dibujó historias de propaganda, hizo su arte, sin muchas preguntas, como otros artistas.