Sus aportaciones servirán ahora para abrir “de manera inmediata” una nueva etapa en el museo. En este sentido, el director general apostó por iniciar este periodo con el cambio de nombre -que pasará a llamarse Museo Nacional de Arqueología- y con una reforma de su patronato y de su estructura interna, que será “sustituida por una más flexible y transversal”.
Lo que se pretende, según el Ministerio de Cultura, es crear un museo de arqueología para el siglo XXI, y así el nuevo nombre de la institución servirá para enfatizar su misión arqueológica, en vez de implicar –por un error semántico– que es el museo lo que es arqueológico. La reforma del Patronato y de la estructura interna del Museo permitirá, a su vez, una mayor agilidad en el desarrollo de las competencias de uno y otro y una mayor cercanía entre la institución y la sociedad. En el Patronato, se integrarán representaciones de las distintas administraciones junto a investigadores, arqueólogos y miembros de la sociedad civil, mientras que la actual ordenación en departamentos será sustituida por un organigrama más flexible y transversal.
El director general también se refirió a la importancia de integrar el futuro Museo Nacional de Arqueología en la Red de Museos de España, como un referente para el resto de museos de arqueología que se integren en dicha Red. Igualmente, el Museo deberá vincularse con la Red de Escuelas Arqueológicas en el Exterior, en la que están trabajando el Ministerio de Cultura y el CSIC.
Más en concreto, el director general identificó tres líneas de acción: en primer lugar, una defensa de la contingencia del proceso histórico frente a consideraciones dogmáticas de la historia como un proceso lineal; en segundo lugar, la vinculación de la arqueología con la antropología, al tratarse de una disciplina que debe ayudar a la reconstrucción de las culturas desde su especificidad y no según un planteamiento abstracto e historicista y, por último, el museo debe regirse, más que por una concepción enciclopédica, por una visión crítica, fragmentaria e interrogativa de la arqueología y de sus múltiples implicaciones.
Para finalizar, el director general se refirió a la voluntad del Ministerio de Cultura de convertir al Museo Nacional de Arqueología en una de las “grandes instituciones museísticas del Estado y en un referente nacional e internacional en cuestiones de patrimonio arqueológico”.