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El Museo del Prado da la bienvenida a un nuevo siglo

Tras la recuperación que supuso la exposición inaugural de la ampliación del museo, El Siglo XIX en el Prado, visitada por más de un millón de personas, las obras de los grandes maestros españoles de ese siglo se incorporan definitivamente al discurso histórico del Museo junto a los del pasado. La generosa representación de obras del ochocientos completa particularmente su narración de la historia del arte español , que se inicia con la pintura románica de San Baudelio de Berlanga del siglo XII y que ahora se prolonga a través de la obra de Sorolla hasta principios del siglo XX, en estricta contemporaneidad con las primeras vanguardias.

Esta colección de pintura moderna, presente en el Prado desde su inauguración en el año 1819, se ha ido incrementando mediante significativas incorporaciones, algunas de ellas muy recientes y que se exponen ahora por primera vez en el Museo como El coracero francés de José de Madrazo, adquirida este mismo verano, Penitentes en la Basílica inferior de Asís de José Jiménez Aranda, adquirida en 2001, o Gran paisaje (Aragón) de Francisco Domingo Marqués o La niña María Figueroa vestida de menina de Joaquín Sorolla, adquiridas ambas en el año 2000.

Doce salas ordenadas cronológicamente

El recorrido de esta colección se articula en doce salas ordenadas cronológicamente y en función de las diferentes tendencias y géneros que se sucedieron a lo largo del siglo XIX y que concluye definitivamente con un nuevo concepto expositivo: la sala de presentación de colecciones, una sala de estudio o de carácter temático que permitirá –a través de una instalación temporal– mostrar periódicamente conjuntos de obras que hasta el momento no se han podido ver y que se inaugura ahora con una amplio conjunto de paisajes de Aureliano Beruete donados por la familia del artista.

El discurso arranca en la galería central de la planta baja, consagrada a los artistas del primer tercio de siglo que estuvieron estrictamente ligados al arte cortesano y a la apertura del Prado. La nueva galería, bajo el epígrafe Goya. Neoclasicismo y Clasicismo Académico, se abre con la gran escultura de Isabel de Braganza –número uno del catálogo de esculturas del Museo–, reina fundadora del Prado que preside este gran espacio, tal y como lo ha hecho históricamente a la entrada de la institución.

Además, la sala recupera su misión original dotando de protagonismo a la escultura al incluir trece piezas escultóricas más. Adquieren también especial relevancia en esta sala los retratos de la reina y su esposo Fernando VII, por su relación con los orígenes del Museo, que conviven con los últimos cuadros de Goya neoclásicos, como la Marquesa de Villafranca o la Marquesa de Santa Cruz, y los de sus contemporáneos, como Vicente López con su emblemático Retrato del pintor Francisco de Goya.

Llega el Romanticismo

El recorrido continúa con la sala dedicada al Romanticismo, que agrupa la obra de los principales ejemplos de esta corriente: Leonardo Alenza, Eugenio Lucas y Antonio María Esquivel. Tras ellos, Federico de Madrazo, dando paso a otra sala dedicada al gran maestro Eduardo Rosales, presidida por su famoso lienzo Doña Isabel la Católica dictando su testamento como protagonista.

Tras la primera sala de Pintura de Historia con la gran escultura de Agustín Querol, Sagunto, el recorrido da paso a Fortuny y Rico, antesala de Raimundo de Madrazo, para adquirir un tono más intimista con el Paisaje Realista protagonizado por Carlos de Haes. Tras exponentes del Naturalismo como Pinazo y Muñoz Degrain, se abre la segunda generación de pintores de historia con algunas de las pinturas más impresionantes de las colecciones modernas del Museo como el Fusilamiento de Torrijos, de Antonio Gisbert.

Joaquín Sorolla concluye este nuevo recorrido con lienzos tan universales como Chicos en la playa y ¡Aún dicen que el pescado es caro! para abrir paso a la sala de presentación de colecciones, dedicada en esta ocasión a Aureliano Beruete.

El Prado sigue creciendo

Por su parte, la presencia de artistas europeos, aunque de momento más reducida, significa un contrapunto imprescindible al desarrollo de las prácticas artísticas de la centuria en España. Entre las obras más destacadas se encuentran las esculturas de Antonio Cánova Venus y Marte y Bartolomeo Thorwaldsen Hermes, además de pinturas características de David Roberts, Alma Tadema o Meissonier, entre otros.

El plan de reordenación de colecciones La Colección: La otra ampliación constituye uno de los proyectos prioritarios del Plan de Actuación 2009-2012 del Prado. Dicho proyecto contempla un incremento de alrededor de un 50% de obras expuestas a lo largo de sus cuatro años de desarrollo. La apertura de las nuevas salas dedicadas al siglo XIX presentadas hoy supone aproximadamente una ganancia de alrededor de un 20% respecto al número de obras expuestas hasta el momento.

Ver el contenido de las nuevas doce salas [1].