En 1943, un joven Akira Kurosawa destruía todas sus obras pictóricas, poniendo así fin a su vocación artística. Durante toda su adolescencia, había aspirado a hacer de ésta su profesión. En 1928 intentaba, sin éxito, ingresar en la Academia de Arte de Tokio. A pesar de no ser aceptado, perseveró en su intento durante algunos años más, hasta que un día, insatisfecho con sus logros, decidía abandonar los pinceles para siempre. Era el inicio de su prestigiosa carrera como cineasta.
Faceta pictórica
Quienes durante estos días se acerquen al Museo ABC de Madrid podrán descubrir esa faceta pictórica del artista, a la que regresó en la década de los 70. En aquel momento, el reconocimiento internacional de Kurosawa como director iba en aumento, sin embargo, la profunda crisis económica en la que se sumía la industria cinematográfica japonesa tuvo como consecuencia el que los estudios se interesaran más por la producción de películas comerciales de bajo presupuesto que por las ambiciosas superproducciones históricas que bullían en la mente del director japonés. Para conquistar a las productoras, Kurosawa recurrió a la realización de storyboards en los que mostrar con todo lujo de detalles los distintos encuadres y ángulos de cámara que había pensado para cada escena, la psicología y las emociones de sus personajes, sus movimientos, accesorios, iluminación y atmósferas.
La Mirada del Samurai. Los Dibujos de Akira Kurosawa recoge los storyboards originales de sus seis películas más representativas: Kagemusha, la sombra del guerrero (1980), Ran (1985), Los sueños de Akira Kurosawa (1990), Rapsodia en Agosto (1991), Espera un poco (1993) y El mar que nos mira (2002). En ellos se puede contemplar un Akira influenciado por Van Gogh, Renoir, Chagall o Cézanne. Lápiz, acuarela, pastel y tinta dan cuerpo a las geishas, samuráis, guerreros y campesinos del universo Kurosawa. Su trazo ágil y la variedad cromática dotan cada imagen de una fuerza expresiva capaz de hacernos recordar en toda su intensidad la escena exacta de la película con la que se corresponde. En total, la muestra aglutina 115 de los 2.000 dibujos que se conservan.
Regreso a la pintura
Pocos años antes de su muerte, en 1992, Kurosawa reflexionaba irónicamente sobre el éxito que había supuesto este regreso a la pintura: “¿Son dignos los dibujos de mis storyboards de ser llamados arte? Yo no me proponía pintar bien. Simplemente utilicé con libertad los materiales y recursos que tenía a mano. Como mucho, me ayudaron a realizar las películas (…) Es curioso que cuando de verdad intentaba pintar bien sólo producía una obra mediocre, mientras que cuando sólo me preocupaba de esbozar las ideas para mis películas fue cuando produje obras que la gente considera interesantes”.
La exposición incluye también una pequeña muestra del vestuario utilizado durante el rodaje de Ran, filme con el que Kurosawa obtuvo precisamente el Oscar en esa categoría y cuyo diseño corresponde al también japonés Emi Wada. Concretamente, podemos ver los extravagantes ropajes del bufón Kyoami y el kimono rosa de Lady Sué, pintado a mano por el propio director.
Carteles y fragmentos de sus películas y de las de otros en quienes influyó, como George Lucas o Jim Jarmusch, completan este particular recorrido por la obra de Kurosawa.
Madrid. La Mirada del Samurai. Los Dibujos de Akira Kurosawa. Museo ABC.
Hasta el 12 de junio de 2011.