Esta es la primera vez en la historia que el Prado presta un grupo de obras tan significativas para una exposición fuera de España. Su objetivo es mostrar al público ruso obras de una gran calidad estética y representatividad e importancia histórica, que coinciden con los hitos de la pintura europea.
Al servicio de la Corona
Todos los grandes maestros estarán presentes en esta selección: El Bosco, Durero, Rafael, Tiziano, El Greco, Rubens, Velázquez, Ribera, Murillo, Zurbarán, Giordano, Mengs, Tiépolo y Goya. Muchos de ellos estuvieron al servicio de la Corona española, por lo que la exposición quiere mostrar el papel que jugaron los reyes en la creación del Prado, con la presencia de los principales fundadores de la colección.
Los Austrias estarán representados por el emperador Carlos V, en el retrato de figura entera de Tiziano pintado en Bolonia en 1533; su hijo, Felipe II, retratado por Sofonisba Anguissola en 1565, y Felipe IV, pintado por Velázquez hacia finales de la década de 1650. Los Borbones, que también enriquecieron sustancialmente sus colecciones, estarán presentes a través de Felipe V, por Michel van Loo (h. 1737); Carlos III y su hijo Carlos IV, pintados por Mengs (1761 y 1765), y, por último, Fernando VII, retratado por Goya (1814-15). Fue precisamente este último monarca quien decidió crear el Museo del Prado en 1819, reuniendo en el austero y elegante edificio neoclásico construido por Juan de Villanueva obras de los sitios reales con la intención ilustrada de ponerlas a disposición del público y de los artistas, y de embellecer la capital del reino.
Todos los géneros
La exposición mostrará los distintos géneros representados en las colecciones del Museo, desde la Venus recreándose con el Amor y la Música de Tiziano, Perseo liberando a Andrómeda de Rubens, y El nacimiento del Sol y el triunfo de Baco, de Corrado Giaquinto –gran boceto realizado para la bóveda de la Sala de las Columnas del Palacio Real de Madrid– de la pintura mitológica, al bodegón con la obra maestra de Sánchez Cotán, Bodegón de caza, hortalizas y frutas de 1602, la Cesta de Flores de Arellano, el bodegón “a lo divino” de Zurbarán del Agnus Dei, y dos obras de Luis Meléndez, el maestro indiscutido del bodegón español dieciochesco; desde el retrato de corte de Antonio Moro, Pantoja de la Cruz, Velázquez, al retrato “civil” de El Greco con su retrato más celebre, El caballero de la mano en el pecho, Paret y Goya; del paisaje –Claudio de Lorena, Watteau y Joli– a la pintura de género representada por el gran cartón de tapiz de Goya La vendimia o El Otoño, de 1786.
[1]La pintura religiosa es un capítulo fundamental de las colecciones de la pinacoteca madrileña. Parte de las obras de esta temática proceden de las colecciones reales, como la Sagrada Familia del Cordero de Rafael, la Virgen del Rosario de Murillo o la Virgen de la Silla de Guido Reni, y otra parte ingresaron desde el antiguo Museo de la Trinidad, creado a partir de las obras de los conventos y monasterios nacionalizados con las leyes de desamortización de la década de 1830. En 1870 este Museo fue unido al Prado y de esta manera pinturas tan importantes como el Cristo abrazado a la Cruz del Greco o la gran Adoración de los pastores de Juan Bautista Maíno, de 1612, procedente del convento dominico de San Pedro Mártir de Toledo, llegaron a las salas de Villanueva.
San Petersburgo (Rusia). El Prado en el Hermitage. The State Hermitage [2].
Del 25 de febrero al 29 de mayo de 2011.