Este retablo, conocido también como ‘el altar de los ángeles’, ofrece al visitante la oportunidad de contemplar una pieza capital dentro de la pintura hispanoflamenca castellana, no sólo por ser la primera obra documentada de autor conocido que se conserva, sino también por la importancia de los retratos de los marqueses de Santillana en la composición y la incorporación de la obra literaria los Gozos de Santa María al conjunto.
Restauración
Tras su depósito en el Prado el 9 de abril de 2012, la obra ha pasado por el taller de restauración para poder exhibirse ante el público en el edificio Villanueva, que se dedica, a partir de ahora, a los retratos españoles y flamencos de la nobleza y la burguesía (1450-1570).
Esta obra la mandó hacer el primer marqués de Santillana para la capilla del Hospital de Buitrago (Madrid), fundado por él. Su autor se muestra conocedor del arte flamenco en los retratos de los marqueses, don Íñigo López de Mendoza y doña Catalina Suárez de Figueroa, que remiten a los donantes de las obras de Roger van der Weyden (h. 1399-1464). Sobre la predela con los cuatro padres de la Iglesia, don Íñigo y doña Catalina, acompañados por un escudero y una doncella, están arrodillados ante una talla de la Virgen. En el cuerpo superior están representados 12 ángeles con pergaminos con los textos de los Gozos a la Virgen María escritos por el marqués, prueba de su devoción mariana.
Durante siglos
El retablo estuvo colocado durante siglos en el altar mayor del Hospital. Posteriormente, los duques del Infantado, herederos del marqués de Santillana, lo trasladaron a otras dependencias de su propiedad. Conserva parte de la estructura y tracería originales y todas las pinturas realizadas por Jorge Inglés.
Sobre el banco con los cuatro padres de la iglesia, en el cuerpo inferior, el marqués de Santillana aparece retratado, en el único retrato de pincel conservado de un noble castellano, con su mujer, que se encuentra de rodillas ante la Virgen María, cuya imagen original perdida –flamenca de mediados del siglo XV– se ha tenido que sustituir. En el cuerpo superior, compuesto por dos tablas, aparecen representados 12 ángeles con pergaminos con textos de los Gozos de Santa María.
Don Íñigo López de Mendoza Además de por ser la primera obra documentada de autor conocido que se conserva, la personalidad del comitente, el primer marqués de Santillana, figura clave en el reino castellano en tiempos de Juan II, confiere una especial importancia a la obra. Don Íñigo López de Mendoza, gran poeta y estudioso de la ciencia, fue el mejor ejemplo para la nobleza castellana de su tiempo de que las letras «no embotan el fierro de la espada». Las dos vocaciones de don Íñigo, las armas y las letras, se materializaron en las dos colecciones iniciadas por el marqués, la armería y la biblioteca, que habían de ser el orgullo de sus sucesores, los duques del Infantado. Pero también fueron dos sus devociones. Una fue su linaje, su familia (su mujer, doña Catalina Suárez de Figueroa –representada junto a él en este retablo– y sus hijos), y la otra, la Virgen, devoción de la que dan testimonio los Gozos de Santa María escritos por él. Jorge Inglés A excepción del documento que le vincula con el marqués de Santillana, poco se sabe de Jorge Inglés, que une su condición de pintor a la de miniaturista. Se ha especulado sobre su origen inglés o el de su familia, pero no se ha podido saber nada ni sobre donde nació ni sobre donde se formó. Por tal razón, el punto de partida para definir su estilo y atribuirle otras obras es este altar de los ángeles, propiedad del duque del Infantado. A juzgar por este retablo y por las otras obras que se le han adscrito, sobre todo El retablo de san Jerónimo, mandado hacer por don Alonso de Fonseca, obispo de Ávila desde 1469 a 1485 para el monasterio Jerónimo de la Mejorada, en Olmedo (Valladolid), lo más probable es que Jorge Inglés se formara en el estilo internacional o con un maestro de transición y que accediera después a los modelos flamencos, como lo atestiguan los retratos del marqués de Santillana y de su mujer, que remiten a los donantes realizados por Weyden, sin duda a través de intermediarios (a ello ayuda el que don Íñigo vaya vestido a la moda borgoñona). Aunque la tipología de estos retratos, el realismo de las figuras y la forma de los plegados remiten a la pintura flamenca, las obras que se adscriben a Inglés no denuncian un contacto directo con un pintor flamenco en concreto. Más aún, a juzgar por los tipos humanos que utiliza –repetidos de forma sistemática–, denuncia una tendencia expresiva ajena a los Países Bajos y más característica del mundo germánico y también del inglés, que tal vez le sea propia y responda a ese hipotético origen. |