La representación del joven e inexperto David, hijo de Jesé, que se enfrentó a Goliat cuando ningún guerrero israelita se atrevió a hacerlo, ha sido muy común en la historia del arte -el propio Donatello había realizado anteriormente otro David para los contrafuertes de la Catedral de Florencia- pero, en este caso, realiza una figura “tan natural y de una belleza tal que a los artistas les cuesta creer que no haya sido moldeada sobre un modelo viviente”, como aseguró en su momento Vasari.
Restauración innovadora
Según los responsables de la Superintendencia de Bienes Culturales de Florencia, la restauración ha permitido recuperar el brillo del oro presente en el bronce, sobre todo en los cabellos, pero también la calidad cromática del metal. Para ello se han utilizado las técnicas más innovadoras y vanguardistas de conservación, como el uso del rayo láser para limpiar las impurezas y hacer resaltar las partes doradas y más frágiles.
La operación de limpieza del bronce, de unos 158 centímetros de altura, encargado a Donatello por Cosme de Medici en torno a 1430 y 1440 para decorar el patio de su palacio, fue ejecutada en la misma sala del Museo Bargello donde siempre se ha expuesto.
Cada movimiento de los restauradores era capturado por unas cámaras de TV y de esta manera el público que visitaba la galería podía seguir a través de una pantalla el espectáculo de la restauración.
Donatello representó con su David una belleza masculina dulce, alejada de otras versiones de esta figura mitológica, a través de un adolescente desnudo que delicadamente aferra su espada y apoya un pie sobre la cabeza del vencido Goliat.