Calificado de “autor difícil” por Robert de Montesquiou, poeta francés vinculado al movimiento del simbolismo, Roussel dejó una obra poética, novelística y teatral sin precedentes en la historia de la literatura, tanto por sus universos donde abundan espectáculos, máscaras y fantasmagorías, como por su escritura clara y descriptiva.
Homofonía y doble sentido
Perteneció a la alta burguesía nostálgica de las grandezas del pasado y a lo largo de su vida se mantuvo a distancia de las vanguardias “como hombre plenamente decidido a no seguir otra inclinación que la de su espíritu”, según lo definía André Breton. Sin embargo, acabó dirigiéndose a ese grupo de admiradores para poner en circulación su obra.
El procedimiento de Roussel a la hora de escribir, basado en la homofonía y en el doble sentido de las palabras, conformó un imaginario que caló hondo en los artistas más importantes de la época, como Marcel Duchamp o André Breton. Para el primero, Roussel fue “aquél que indica el camino”, hasta el punto de utilizarlo como “catalizador” en su ciclo La Mariée (“la novia”). Por su parte, Breton, líder del movimiento surrealista, se refería al escritor como “el mayor magnetizador de todos los tiempos”. La influencia de Roussel sobre la modernidad artística se convirtió en un mito y no ha dejado de extenderse.
Influencia en la vanguardia
En esta muestra, y a través de unas trescientas piezas –pinturas, fotografías, esculturas, ready mades, instalaciones y vídeos, además de numerosa documentación (libros, revistas, manuscritos)– correspondientes a unos treinta artistas, se revela el fuerte peso que ejerció Roussel sobre algunos movimientos de vanguardia, como los surrealistas.
Pueden verse obras de Francis Picabia, Max Ernst, Man Ray, Salvador Dalí, Joseph Cornell, Guy de Cointet, Rodney Graham, Allen Ruppersberg, Ree Morton, Terry Fox, René Daniëls, Cristina Iglesias o Francisco Tropa, entre otros. La obra de Roussel está presente en la paranoia-crítica de Salvador Dalí, con quien incluso mantuvo correspondencia, y ello queda reflejado en la muestra no sólo a través de sus pinturas, sino también mediante la película Impressions de la Haute Mongolie, Hommage à Raymond Roussel (1974-75), que realizó con José Montes Baquer, y la escultura Lilith y la doble Victoria de Samotracia (1966).
Ámbitos no visuales
A través de documentos, también se muestra en la exposición el influjo no menos relevante de Roussel en otros ámbitos no visuales; es el caso del escritor y etnógrafo francés Michel Leiris, primer testigo y transmisor de Roussel, y cuya obra antropológica fue en muchos aspectos precursora de la descolonización, o el del poeta John Ashbery, representante de la escuela de Nueva York.
Se ha editado un catálogo con textos de Patrick Besnier y Annie Le Brun, contextualizando la inspiración y los escritos de Raymond Roussel en el ambiente cultural de su época. Asimismo, se incluyen escritos de los comisarios de la exposición, Manuel Borja-Villel, João Fernandes y François Piron, y una entrevista de éste último a John Ashbery acerca de la recepción de Roussel en Francia y Estados Unidos y su influencia sobre una generación de artistas y escritores de los años setenta.
La publicación aborda también la presencia de la obra de Roussel en Dalí y Duchamp mediante distintos ensayos, y se completa con una antología de textos de artistas –André Breton, Robert Desnos, Dalí, Michel Leiris, John Ashbery, Guy de Coinet, Allen Ruppersberg, Vito Acconci, Rodney Graham, Morgan Fischer o Mike Kellev– sobre la influencia del autor francés en su trabajo.
Madrid. Locus Solus. Impresiones de Raymond Roussel. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS).
Del 26 de octubre de 2011 al 27 de febrero de 2012.