La exposición, titulada Autoridad para removery que originalmente había sido encargada a la artista Jill Magid por el AIVD (Servicio Secreto Holandés), acabó convirtiéndose en un verdadero enfrentamiento entre la creadora y esta agencia, a la que al parecer no le gustaba lo que finalmente revelaba la artista acerca de ellos.

De hecho, al iniciarse la muestra únicamente se permitió que esta continuara bajo una serie de estrictas condiciones impuestas por el AIVD. Como parte de la exposición, Jill Magid presentó además un libro que había escrito sobre el propio servicio secreto, pero que sin embargo esta organización no autorizó a revelar su contenido. Secciones enteras del libro fueron tachadas y sólo se le permitió que fuera mostrado al público bajo la protección de una urna de vidrio que impidiera el acceso al interior.

Premonición

A la luz de los hechos, parece una especie de premonición que la artista titulara su exposición Autoridad para remover, un acto que en efecto se ha producido con su propia obra, como si formara parte de la misma creación artística.

Después del natural disgusto por el anormal desarrollo de los acontecimientos, Jill Magid ha declarado: «Esto plantea preguntas muy serias sobre la naturaleza de los encargos. Lo que me solicitaron era «revelar el rostro de la organización». Y realmente siento que eso es lo que he hecho. Es una sensación extraña la de haber escrito un libro que nunca se leerá.»