Palazuelo otorgaba una importancia capital al dibujo, pero quizá sea al final de sus días cuando más insista en esa importancia pues, gracias al –según sus propias palabras– “rigor de la soledad”, brotaron no sólo dibujos a los que se puede situar en las familias de formas ya conocidas, sino nuevos signos que abrían nuevas familias que el artista dejó fuera de toda expedición.
A través de las casi sesenta obras expuestas en esta muestra se puede recorrer todas las familias que conforman el corpus del último Palazuelo: estructuras verticales inspiradas en los andamiajes que utilizaba el cubismo analítico a las que el artista ya había recurrido en la década de 1970; formas curvas y cerradas (en ocasiones rellenas de color), anunciadas en las últimas telas expuestas en el Museo Reina Sofía (2005) pero que en ocasiones se abren o barroquizan con cóncavos y convexos que caen a modo de crenchas; elementos pseudoescultóricos angulosos y picudos (normalmente rellenos de color negro) claramente enlazados, y, por tanto, familiares con algunas de las soluciones los noventa; y formas sin aparente trabazón formal con sus grandes grupos de trabajo y que abrían puertas interesantes; circunferencias que se cortan o medias circunferencias abiertas al espacio.
Madrid. El Palazuelo último. Galería Cayón [1].
Del 16 de septiembre a noviembre de 2010.