Irène Némirovsky nació en Kiev en 1903, hija única de una familia judía rica que huyendo de la revolución bolchevique de 1917 se estableció en París en 1919, donde Irène obtendría la licenciatura en Letras en la Sorbona.
En 1929 daría comienzo a una carrera literaria brillante con la publicación de David Golder. El manuscrito tiene una curiosa historia pues la autora, ante el temor al rechazo, no firmó el texto en su envío a la editorial por lo que ésta tuvo que publicar un anuncio en la prensa para conocer a quién había escrito aquella obra cruel y brillante. Fue un arranque que quedaría truncado por la Segunda Guerra Mundial.
Choques e incomprensiones
El 13 de julio de 1942, Irène Némirovsky fue detenida por los gendarmes franceses y deportada al campo de concentración de Auschwitz, en donde sería asesinada el 17 de agosto. Sus dos hijas sobrevivieron escondidas y, con ellas, una maleta que conservaron durante décadas. En su interior se encontraban todos los manuscritos no publicados y, entre ellos, Suite Francesa, que en 2004 desencadenó un fenómeno editorial sin precedentes, siendo traducida a 39 idiomas.
El vino de la soledad que ahora nos llega relata con amargura la aventura de Elena (en gran medida alter ego de la autora) desde los ocho años hasta la mayoría de edad. Historia de venganzas y cuentas pendientes, destila el poso de la infancia nómada, infeliz y solitaria que la escritora vivió y, muy especialmente, la mala relación con una madre que no se distinguió por hacerle demasiado caso a la pequeña.
De estos choques e incomprensiones emerge esta novela que se mueve entre la realidad, la ficción y el deseo para dejarnos otro de esos libros en los que el perfil psicológico de los personajes y la ambigüedad en la que tantas veces la existencia se mueve nos sitúan ante una porción de vida, de vidas, que nos atrapan.
El vino de la soledad
Irène Némirovsky
Traducción: José Antonio Soriano Marco
Narrativa Salamandra
221 páginas