El yacimiento de arte rupestre de Siega Verde se presenta como ampliación de los yacimientos prehistóricos del valle del Côa, en Portugal, declarados Patrimonio Mundial en 1998. Junto a ellos, constituye el ejemplo más desarrollado y espectacular de arte paleolítico al aire libre de la Península Ibérica.
Afirmación grupal
Siega Verde representa de la manera más adecuada las formas, posibilidades y contenido de lo que significó dicho arte para los pueblos que desarrollaron su actividad en la Península Ibérica desde el 30.000 al 8.000 a.c.
Además, ofrece una visión nueva del valor de las representaciones rupestres a la intemperie y su función comunicativa y de afirmación grupal al tiempo que corrobora la presencia de los grupos humanos en el interior peninsular, y, más concretamente, en esa zona fronteriza, donde su existencia era desconocida hasta el momento.