Este proyecto se enmarca en una de las líneas de trabajo del MACBA, que se propone recuperar aspectos de la trayectoria de artistas relevantes, y que se centra en obras poco conocidas pero significativas en el conjunto de la producción de los artistas y también con respecto al desarrollo del arte contemporáneo.
A fines de los años sesenta se hace evidente un cambio de modelo estético que será fundamental en la aparición de nuevas formas de concebir la práctica artística. La función asociativa o simbólica del arte se renegocia: la obra de arte deja de ser un ente autónomo tal y como había sido concebida por la tradición moderna, y su significado depende ya del intercambio con el espectador; así, desvela la ambigüedad y la multiplicidad de referencias y lecturas que son parte intrínseca de la misma. En el caso de Àngels Ribé (Barcelona, 1943), el período indicado es especialmente significativo, ya que corresponde al inicio de su actividad artística y a la consolidación de un lenguaje propio que tiene una continuidad hasta hoy a través de distintos soportes y medios.
Forma, volumen y espacio público
En 1969, Ribé se traslada a París, donde empieza a desarrollar su interés por el arte, por cuestiones en torno a la forma, el volumen y la intervención en el espacio público. Laberint, una obra en plástico transparente de color amarillo, constituye una escultura participativa que explora la relación entre objeto, cuerpo y entorno. Presentada originalmente con motivo de un evento celebrado en el castillo de Verderonne, es esencial el aspecto interactivo y colectivo de la obra, que ofrece un recorrido sensorial que subvierte la opacidad habitual del laberinto.
Ese mismo año, la artista presenta Acció al parc, en la que emplaza una escultura hecha con un fragmento de tubo de conducción de aire para aviones en un parque. Por un lado, invita a la participación y a la manipulación, en ese caso de los niños, que usan la instalación de forma lúdica; y por otro, la obra deja de ser un objeto fijo y se transforma según este uso.
Pronto Ribé centrará su interés en la desenfatización del objeto, con acciones en las que la inclusión de elementos y materiales en la naturaleza, el trabajo sobre el espacio, la presencia de su propio cuerpo o el del espectador como elementos narrativos y la integración de las formas geométricas constituyen una parte fundamental de su discurso.
El espacio como entorno
Durante la década de los setenta la artista se traslada a Estados Unidos: primero viaja a Chicago y unos meses después se instala en Nueva York, donde vivirá hasta 1980. En ambas ciudades se relaciona con algunas de las galerías y espacios que estaban surgiendo en ese momento como alternativa a unas políticas institucionales anacrónicas y que se convirtieron en impulsores de la actividad artística emergente.
El trabajo de Àngels Ribé se caracteriza por la investigación del espacio como entorno, como recorrido o como medio, tal como se ve en sus primeras obras realizadas en París. En el caso de Two Main Subjective Points on an Objective Trajectory (1975), una serie de fotografías muestra su recorrido diario de ida y vuelta a lo largo del puente de Williamsburg en Nueva York, a partir de dos puntos subjetivos, en un desplazamiento objetivo establecido por la propia artista.
La cuestión del espacio está estrechamente relacionada con la incorporación de la geometría en muchas de sus obras. Ya sea en el ámbito de la fotografía, de la instalación, del film o de la performance, la relación con el espacio se establece fundamentalmente a través del propio cuerpo de la artista.
Materiales poco convencionales
En los distintos trabajos titulados 3 punts (realizados entre 1970 y 1973), o en el film Triangle (1978), las formas geométricas se crean mediante el cuerpo o el movimiento, de la misma manera que el cuerpo podía transportar la luz en la acción Transport d’un raig de llum (1972). En el caso de Invisible Geometry 3 (1973), la simetría resulta del desplazamiento de la mirada hacia la izquierda y la derecha, de modo que este movimiento crea un tipo de escultura geométrica.
Algunos de los trabajos de Àngels Ribé se caracterizan por el uso de materiales poco convencionales como la espuma, el agua, la luz y la sombra. En las piezas tituladas Escuma (1969), la artista juega con la descontextualización situando acumulaciones de espuma en una pared o en medio del mar; y también juega a hacer perdurable lo efímero a través de la imagen fotográfica. Las tres fotografías Intersecció de llum, Intersecció de pluja e Intersecció d’onada (1969) muestran cómo inciden estos elementos en un entorno natural y su dependencia de factores aleatorios para hacer o no hacer visibles las interacciones. En otro caso, Light Interaction y Wind Interaction (1973), muestra la interferencia de dos fuentes de energía descontextualizadas: la luz de una bombilla y el aire de un ventilador, respectivamente, en un parque al aire libre.
También es importante el interés de la artista por el hallazgo fortuito de elementos y por lo efímero, así como su voluntad de potenciar las posibilidades narrativas del entorno. En su producción a menudo se observan referencias a elementos de carácter simbólico, tanto corpóreos como inmateriales.
Formas ornamentales
En 1979 llevó a cabo Ornamentació, una serie de diapositivas en color realizadas en Barcelona sobre formas ornamentales que configuran el imaginario de nuestro entorno urbano. En esas imágenes, el hallazgo casual se combina con un repertorio de formas que configuran una reflexión escultórica. Poco tiempo después repitió el proceso en Nueva York, aunque en esta ocasión lo hizo con fotografías en blanco y negro.
Por otra parte, Ribé también aborda en esta época el ámbito de la performance y la instalación. En el caso de la performance, con la obra ya no se busca investir el objeto de entidad artística, sino que es la presencia tanto de la artista como del espectador lo que incorpora un factor de subjetividad en el desarrollo de una acción en un espacio y un tiempo delimitados. Se trata, pues, de desplazar la producción de sentido del objeto artístico hacia la experiencia, un proceso de desobjetualización del arte. Es un intento de entender la obra como algo no necesariamente perdurable, de traspasar la cualidad del objeto artístico a lo que no es material y negar su objetualidad. Sus performances se caracterizan por la contingencia, por la posibilidad de que algo suceda o no, por el aspecto efímero. Cabe destacar las performances presentadas en la N.A.M.E. Gallery de Chicago y en la Vehicule Galerie de Montreal en 1974.
Estos trabajos le permitirán enriquecer matices y tratar el tema de la intervención del inconsciente y la subjetividad en la percepción, incorporar aspectos coyunturales y el análisis del contrasentido de la información, y también aspectos relacionados con su condición de mujer y su bagaje personal.
Hacer o no hacer algo
Can’t Go Home (1977) es una instalación que reflexiona sobre la dualidad, la posibilidad de hacer o no hacer algo. Contrapone el pasado y el futuro, la realidad y el mundo onírico, la memoria y el deseo. Ese mismo año, Ribé llevó a cabo otra instalación, Amagueu les nines que passen els lladres, que se presentó en la Galería G de Barcelona. Nuevamente trataba de la necesidad de ruptura, de abrirse a otras realidades, de la esperanza, y lo confrontaba con lo que no se puede y no se debe hacer. La situación dual que plantea en esas obras es reveladora de un imaginario personal, femenino, fragmentado y estigmatizado. Pero al mismo tiempo muestra un paralelismo con la situación política del país, que en aquellos momentos vivía un proceso de construcción del Estado que frágilmente intentaba articularse entre el lastre de la historia reciente y la posibilidad de un imaginario político distinto.
A principios de la década de los ochenta, la artista trabaja desde una simbiosis de medios: la escultura como soporte de la pintura, como en el caso de Paisatge (1983), o la pintura escultórica de las rejas, en que la pintura se extiende más allá del soporte y cubre directamente la pared.
Esta exposición también presenta una selección de dibujos inéditos ejecutados en 1984, en los que el desgaste de la pintura a medida que el trazo se repite acentúa la sensación de pérdida y fragilidad tan frecuente en su obra, que rompe con algunos de los paradigmas de la modernidad que llevan implícitos la perdurabilidad y la monumentalidad de la obra de arte.
Barcelona. En el laberinto. Àngels Ribé, 1969-1984. Museu d’Art Contemporani de Barcelona (MACBA [1]).
Del 15 de julio al 23 de octubre de 2011.
Comisaria: Teresa Grandas.