La muestra resulta de excepcional interés por tratarse de obras realizadas por personas ajenas a los medios artísticos, que constituyen un testimonio único de lo visto y vivido aquellos años. La práctica totalidad de las piezas que se exponen proceden de dos donaciones realizadas al Ministerio de Cultura. Las maquetas y las obras pictóricas han sido cedidas por la FEDIP (Federación Española de Deportados e Internados Políticos) y la colección escultórica por la familia de Ángel Hernández García (Hernán).
Completos outsiders
No es esta una exposición al uso. Casi nadie entre los autores de estas obras fue nunca un profesional del arte o siquiera personas cercanas a los medios artísticos. En su mayoría eran completos outsiders que nunca aspiraron a que sus obras fueran consideradas en función de sus cualidades plásticas.
Muy probablemente, para alguno de ellos su relación con estas actividades, fuera del tiempo dedicado a estas obras, fue muy reducida. Por otro lado, se encuentran también aquí trabajos de algún autor que sí tuvo una formación académica como artista e incluso logró en ese campo profesional cierto reconocimiento, pero eso no hace sino acentuar aun más lo inhabitual del conjunto.
Enfrentarse a la memoria
Reunido por vez primera, se presenta aquí un conjunto de esculturas, maquetas, dibujos y pinturas con un rasgo esencial en común: constituyen un testimonio de lo visto y vivido aquellos años. Los autores no tocaban un tema cualquiera. Se enfrentaban a la memoria de unas vivencias que marcaban de manera tajante un antes y un después en sus vidas. Ellos no sólo habían regresado de una experiencia extrema, no sólo eran supervivientes, sino que también habían sido testigos de cómo muchos otros, la mayoría de sus compañeros, habían sucumbido, esa mayoría de aquellos que nunca iban a poder contarlo.
En muchos existía, incluso ya desde los tiempos en el campo, la convicción de que era importante dar a conocer aquello. Luchar contra la ignorancia de los crímenes cometidos era una forma de victoria contra sus perpetradores y permitía ver un futuro más esperanzador.
Legado de altísimo valor
Desde el 6 de agosto de 1940, cuando llegaba a Mauthausen el primer tren con aquellos exiliados republicanos españoles se cumplirán pronto setenta años. De quienes sobrevivieron a su deportación quedan hoy muy pocos. Si se piensa, por ejemplo, en los autores de las obras que se mostrarán en la exposición, tan sólo dos de ellos se encuentran hoy en vida, pero ninguno en condiciones de acudir a esta exposición. Quedarán para el futuro sus testimonios, las obras que aquí se reúnen y muchos otros, en la forma que fuere.
Todos constituyen un legado de un altísimo valor y ejemplo de un esfuerzo tenaz en su lucha por la memoria. Con esta exposición vuelven a servir a esos mismos fines. Conseguir eso sería la mejor expresión de reconocimiento hacia aquellas personas.
Salamanca. Supervivencia, testimonio y arte. Españoles en los campos nazis. Centro Documental de la Memoria Histórica [1].
Hasta el 30 de mayo de 2010.