Más en concreto, la muestra presenta 63 collages, 20 pequeñas esculturas y un vídeo foto-secuencial del año 64 de 12 minutos de duración. Realizado con fines educativos, en él, Esteban Vicente muestra y explica el proceso de creación de un collage.
Esteban Vicente (1903-2001) fue el único pintor nacido en España que formó parte integral de la primera generación de artistas expresionistas abstractos de Nueva York. Su dedicación al collage, así como su visión consciente y meditada de esta técnica, lo diferencian de la mayoría de sus colegas de la Escuela de Nueva York. Los collages de Vicente suponían la mitad de la producción anual de sus obras.
Improvisaciones concretas, expresión que empleó Esteban Vicente para describir sus collages, es el título de esta muestra realizada a los diez años de su fallecimiento. Como observa Lynn Gumpert, una de sus comisarias, «Vicente empezó haciendo collages, que denominaba ‘improvisaciones concretas’, en 1949 y siguió realizándolos a lo largo de su larga carrera hasta su muerte más de cinco décadas después. Este medio le ofrecía una alternativa, pero también, y no es menos importante, un medio para experimentar con colores, texturas y formas que constituyen el núcleo de su pintura».
Interacciones de textura y color
El propio Esteban Vicente comenta: «El collage no es para mí un medio distinto, limitado, sino simplemente otra forma de pintar». Inicialmente empleaba tiras recortadas de anuncios del periódico, partiendo así de una tradición modernista que se inicia con los collages cubistas de Georges Braque, Juan Gris y Pablo Picasso, y se extiende al movimiento Dada y al surrealismo. Sin embargo, a diferencia de muchos de sus predecesores, Vicente pronto abandonó el uso de materiales encontrados en sus collages. Normalmente componía sus obras rasgando o recortando papeles especiales destinados a las bellas artes, pintado a mano y disponiendo las piezas en soportes de papel o cartón. Las combinaciones resultantes ofrecen ricas interacciones de textura y color, al fundirse los materiales visualmente y, en ocasiones, resultar prácticamente indistinguibles uno de otro.
No es sorprendente que muchos de los primeros collages de Vicente transmitan las señas de identidad de la pintura expresionista abstracta. La abigarrada dispersión de líneas y tiras de papel que forman sus primeros collages de principios de los años cincuenta, por ejemplo, recuerdan a las composiciones pintadas espontáneamente de muchos de sus contemporáneos, como Jackson Pollock y de Kooning. En esta época, Elaine de Kooning afirma: “Los collages de Vicente son curiosamente fluidos y dinámicos. El color y las formas consiguen dar una sensación de movimiento ininterrumpido, solapándose, cambiando posiciones, prolongándose infinitamente».
Carácter bidimensional
A mediados de los años cincuenta, Vicente empezó a componer collages a partir de formas planas y rectangulares que afirman con énfasis el carácter bidimensional de las obras, un efecto que Greenberg elogia como el máximo logro del collage modernista y la pintura abstracta. Al mismo tiempo, sus bloques de color crean una sensación de profundidad con tonos más claros que parece proyectarse y matices más oscuros que se alejan. De este modo, sus obras son complementos convincentes de la pintura de Hans Hofmann y su famosa teoría del color «push and pull».
En collages posteriores se inspiró en la belleza natural de su entorno. Los tonos oliva y marrón en Bridgehampton, 1965, hacen alusión a los años que pasó en Long Island, donde compró una casa de labranza en 1964. De forma similar, otras obras de esa década presentan colores brillantes y formas evocadoras que remiten a la flora característica y la topografía de Hawai, donde permaneció durante un año como artista invitado en la Academy of Arts de Honolulu. En los años 70 primará la estructura y la construcción, las formas rectangulares de color, influido por Mondrian, la arquitectura de la ciudad y el minimalismo y, a partir de los años 80, la entera libertad en la ejecución dará como resultado formas más amplias, ambivalentes, geométricas y orgánicas, evanescentes, que flotan en una atmósfera luminosa.
En conjunto, los collages de Vicente revelan tanto sus interacciones con las innovaciones artísticas que se desarrollaban en el vibrante mundo del arte de Nueva York de mediados del siglo XX como las profundas reflexiones personales del artista sobre la naturaleza de la abstracción.
Experimentos escultóricos
Vicente, en sus inicios en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, estudió escultura. Inmediatamente después, seducido por el color, se dedicó casi con exclusividad a la pintura, aunque siempre permaneció en él la preocupación por el espacio. En 1951, la Peridot Gallery organizó la exposición Sculpture by painters en la que Vicente participó. No volvió a trabajar en escultura hasta finales de los años 60. Realizados entre 1968 y finales de los años noventa, la mayoría de los divertimentos o toys de Vicente, como así le gustaba denominarlos, con frecuencia no superan los 30 cm de altura, son coloridos collages tridimensionales en madera.
Como ha observado Elizabeth Frank, escritora y amiga del artista, Vicente dedicaba una parte importante del tiempo que pasaba en el estudio a la fabricación de estos divertimentos, que le permitían llevar a cabo una experiencia práctica con el color y la superficie.
Inmediatez y capricho
Vicente improvisaba a partir de trozos de madera sobrantes y desechos esparcidos por su estudio. Estas esculturas, que no estaban concebidas para ser mostradas al público, son fruto de improvisaciones reflexivas y sin embargo desenfadadas. De ellas emana un sentido de inmediatez y de capricho, dando testimonio de la capacidad del artista para trasladar los logros formales desarrollados en sus cuadros y collages a un medio tridimensional.
«Los divertimentos de Vicente abarcan desde exploraciones no figurativas de color, textura, planos y volumen hasta figuras inteligentemente improvisadas con claras alusiones a formas humanas y animales. La ausencia intencionada de acabado y su naturaleza improvisada remiten a proyectos similares de artistas como Alexander Calder y Joaquín Torres-García», señala Edward J. Sullivan, co-comisario de la exposición y titular de la cátedra Helen Gould Sheppard de Historia del Arte en la New York University.
Aunque una selección de sus esculturas se expuso al público por primera vez en 1995 en la Glenn Horowitz Gallery (East Hampton, Nueva York) y la práctica totalidad de los toys formaron parte en la exposición que le dedicó el museo de Segovia en 2002, Improvisaciones concretas es la primera muestra que presenta conjuntamente estos experimentos lúdicos con los collages del artista.
Un segoviano en Nueva York Nacido en Turégano (Segovia) en 1903, Vicente llegó a Nueva York en 1936 y ya en 1950 participaba activamente en el mundo del arte del downtown de Nueva York. Alquiló un estudio en 88 East Tenth Street (compartiendo una planta, durante algún tiempo, con Willem de Kooning), se convirtió en miembro con derecho de voto de The Club y participó en la histórica exposición Talent 1950 de Meyer Schapiro y Clement Greenberg, en la Samuel Kootz Gallery. Un año después ayudó en la organización de la histórica muestra 9th Street, y varios de sus cuadros aparecieron en el texto fundacional de la New York School, escrito por Thomas B. Hess, Abstract Painting: Background and American Phase. A medida que su pintura empezó a atraer la atención de la crítica y del público, Vicente también emprendió lo que se convertiría en una larga carrera docente de éxito. Aceptó nombramientos de corta y larga duración en universidades y escuelas de arte en todo Estados Unidos, incluyendo, entre otras instituciones, la University of California, Berkeley; Black Mountain College; Yale University; Princeton University; New York University; y New York Studio School. Vicente, al que sus antiguos alumnos describen como generoso y de pensamiento flexible, abordaba la pedagogía como un diálogo abierto que beneficiaba tanto al profesor como al estudiante. |
Segovia. Improvisaciones concretas: collages y esculturas. Museo Esteban Vicente.
Del 17 de septiembre de 2011 al 15 de enero de 2012. PRORROGADA HASTA EL 29 DE ENERO.
Comisarios: Lynn Gumpert, directora de la Grey Art Gallery; Edward J. Sullivan, profesor de la Universidad de Nueva York, y Ana Martínez de Aguilar, directora del Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente de Segovia.