José Manuel Rodríguez Gordillo y Luis F. Martínez Montiel son los comisarios de esta muestra, que cuenta con la colaboración del Instituto Cervantes, y que recorre también las diferentes vidas que tantos creadores han dado a Don Juan en los últimos siglos en distintas disciplinas artísticas como pintura, escultura, música, escenografía, danza…
Mito universal
Don Juan fue creado por Tirso de Molina en las primeras décadas del siglo XVII. Era un personaje sevillano, enraizado plenamente en tradiciones medievales también hispalenses, pero con una ejecutoria que quiso plasmar la atmósfera de crisis político-social y de tensión religiosa de la capital andaluza en la plenitud de barroco.
Hoy día, el Burlador de Sevilla se ha convertido en un mito universal, que, junto con el Quijote, constituyen la esencia de lo español en todo el mundo. De la vigencia del mito puede dar buena muestra el hecho de que a mediados del siglo XX (año 1959) se contabilizaban cerca de 500 reencarnaciones e interpretaciones del personaje, en tanto que cuarenta años más tarde, finalizando la centuria, se alcanzaba ya una cifra próxima a las 2.000.
Proceso espectacular
En ese proceso espectacular y sin precedentes, nuestro héroe ha perdido para la inmensa mayoría, tanto entendidos, como profanos, una gran parte de sus señas de identidad, de su intensa carga moral. De la mano de Molière, Mozart, Da Ponte, Zamora, Byron, Dumas, Pushkin, Goldoni, Hoffman y tantos y tantos otros se le otorgaron nuevos orígenes y diversas patrias; se fue olvidando el drama teológico que contenía la obra en sus comienzos al tiempo que se enalteció con particular desmesura su sentido erótico, libertino y transgresor y se desvanecía el de arquetipo de burlador o trickster que le otorgó su creador.
La revisión del mito, las ciudades y épocas en las que se desarrolló, así como el entorno teatral y literario, junto a su espectacular evolución y uso desde su inicio hasta nuestros días, es el objetivo básico de esta muestra que está estructurada en tres apartados.
El escenario, la creación y el mito
En primer lugar, El escenario. Sevilla, cuna de Don Juan, recrea la ciudad emergente del siglo XIV bajo los reinados de Alfonso XI y Pedro I, ámbito vital del linaje de los Tenorio, en la que estos se muestran como una de las familias más eminentes de la nobleza hispalense, así como la coyuntura de la Sevilla barroca, conocida y vivida por Tirso (reinados de Felipe III y Felipe IV), en la que la capital, una vez alcanzado su cénit, inicia el declive y la contracción que la postrarían durante décadas.
Un segundo apartado, La creación. Tirso de Molina y su tiempo, también propone dos áreas de atención preferente. En una se ha querido reflejar la realidad del teatro barroco, centrando la mirada con especial pormenor en el ámbito sevillano, que Tirso tuvo ocasión de conocer y, de igual manera, debió disfrutar. La segunda área se estructura también con una gran diversidad de contenidos, puesto que trata de ofrecer con particular esmero y detalle, e incluso con cierta prolijidad, una visión de conjunto de la personalidad de fray Gabriel Téllez, y junto con ello, un análisis detenido de su obra más emblemática, El Burlador de Sevilla, y de su ya mítico protagonista, Don Juan.
Por último, El mito. Recepción, desarrollo y vigencia de Don Juan es una apretada síntesis de cómo, surgido casi medio a hurtadillas y escasamente conocido por la sociedad que le había visto nacer, pocos podían haber imaginado en sus inicios la brillante trayectoria que el personaje creado por Tirso de Molina vendría a tener con el paso de los años.
Sevilla. Visiones de Don Juan. Sala Santa Inés.
Del 10 de diciembre de 2009 al 14 de febrero de 2010.