El fotomontaje tiene sus precedentes más inmediatos en los collages cubistas de la primera década del siglo XX. Con esta técnica se componían sobre el papel obras que mezclaban, como en un juego, imágenes pre-existentes con documentos escritos, utilizando materiales diversos.
Instrumento de propaganda
Hasta mediados del siglo XX, el fotomontaje en la URSS era considerado como una técnica artística experimental y sólo después de este periodo fue reconocido como un instrumento figurativo de propaganda política.
Todas las imágenes realizadas con la técnica del fotomontaje se convierten en palabra de un discurso visual. Los artistas de las vanguardias se pasaron al fotomontaje, que aportaba nuevas experiencias y tecnologías, reconociéndolo como una técnica más contemporánea y más adecuada para comunicar en sintonía con las novedades del siglo XX.
En los carteles, en las portadas de los libros, en el desarrollo de las editoriales y de las revistas se pone de manifiesto la ductilidad del fotomontaje, que por otra parte, se imprimía del mismo modo que la fotografía.
El fotomontaje no pertenece, por tanto, sólo a la historia política y a los lugares comunes de la ideología, sino que se reveló también como un medio de gran utilidad, debido a su facilidad de comprensión y a su accesibilidad, a través de obras como las de, entre otros, Rodchenko, G. Klucis o El Lissitzky.
Santa Cruz de Tenerife. Un arma visual. Fotomontajes soviéticos 1917-1953. Centro de Fotografía Isla de Tenerife [1].
Hasta el 18 de enero.