La muestra reúne un centenar de fotografías y material documental diverso de gran calidad artística e interés histórico, que ponen de relieve la sensibilidad de Gerda Taro para captar la cara humana del conflicto bélico, tanto en la retaguardia como en el campo de batalla y en las trincheras, al lado de los soldados.
Esta exposición sitúa la obra de Taro en su contexto y reivindica la figura de una fotógrafa que se ha mantenido a la sombra del que fue su compañero sentimental y profesional, Robert Capa. Juntos viajaron a España para cubrir la Guerra Civil, en la que Taro perdió la vida tras haber alcanzado un inmenso prestigio profesional. Prueba de este prestigio es el hecho de que sus fotografías de la contienda española ilustraron las crónicas de las publicaciones más destacadas del momento, como Vu, Regards, Voilà o Match.
Gran sensibilidad
En la muestra se presentan imágenes de todos los episodios y escenarios de la Guerra Civil fotografiados por Gerda Taro, desde su llegada con Capa a Barcelona el 5 de agosto de 1936, cuando hacía apenas un mes de su estallido. En Madrid, Taro se integró enseguida en la comunidad internacional de artistas e intelectuales partidarios de la República, entre los que se contaban Rafael Alberti, María Teresa León, Ernest Hemingway, John Dos Passos o Martha Gellhorn. Con la sensibilidad que caracteriza sus trabajos, Taro captura el ambiente de las ciudades que visita y la cotidianeidad de la guerra: el adiestramiento de los milicianos, el día a día del frente, las víctimas de los bombardeos, etc. Presenció y retrató algunos episodios trascendentales, como la lucha en el frente de Aragón o en el de Córdoba (escenario de la famosa fotografía de Capa Muerte de un miliciano), la resistencia de Madrid, la ofensiva republicana de Segovia (que posteriormente inmortalizaría su amigo Hemingway en Por quién doblan las campanas) o la batalla de Brunete, donde murió. Sus fotografías reflejan el dolor en los rostros de los habitantes de las ciudades destruidas por los bombardeos, la desesperación de los refugiados que han sido atacados en plena retirada o el horror que vivían soldados y civiles.
Pionera del fotoperiodismo
Gerda Taro fue una pionera de la fotografía de guerra, y la primera reportera gráfica que perdió la vida en el campo de acción. Murió en El Escorial el 26 de julio de 1937, tras ser aplastada por un tanque en la batalla de Brunete, cuando volvía del frente. El día que la enterraron en París, con todos los honores, habría cumplido veintisiete años. Pese a que Taro fue aclamada como mártir antifascista, la importancia y la singularidad de su obra cayó en el olvido después de la Segunda Guerra Mundial, de tal manera que Taro empezó a ser recordada como la compañera de Robert Capa más que como la fotógrafa excepcional y comprometida que fue. Hasta la década de los ochenta, superada la histeria anticomunista que caracterizó los años de la Guerra Fría, no fue posible vindicar su destacado papel en la historia de la fotografía.
A partir de la Segunda Guerra Mundial, muchas fotógrafas siguieron el camino que había iniciado Taro como reportera gráfica en los conflictos bélicos. El papel de las mujeres fotoperiodistas comenzó a consolidarse en la citada guerra, y después de Taro surgieron otras grandes figuras como Lee Miller [Poughkeepsie (Nueva York), 1907 – Chiddingly (East Sussex), 1977], que había aprendido el oficio al lado de Man Ray y había participado activamente en el movimiento surrealista. Miller renunció al mundo de la moda para cubrir la Segunda Guerra Mundial. Margaret Bourke-White (Nueva York, 1904 – Connecticut, 1971) también fotografió ese mismo conflicto, esta vez desde el frente ruso.
Barcelona. Gerda Taro. MNAC [1].
Del 6 de julio al 27 de septiembre de 2009.