Con esta exposición, compuesta por 256 piezas procedentes de 80 fondos diferentes de archivos y bibliotecas nacionales, ayuntamientos, bancos, fundaciones, academias, museos y colecciones particulares, se busca acercar a los ciudadanos la vida y obra de Jovellanos y dar a conocer sus compromisos vitales y el proyecto ilustrado acometido por él, que supuso la puesta en práctica, a escala, del programa de progreso y felicidad pública de la Ilustración europea.
Jovellanos es, indiscutiblemente, una figura señera de la Ilustración española, pero en Asturias es algo más. Constituye un símbolo vivo y omnipresente de la región. Su nombre llena calles y plazas, institutos e instituciones, libros de bachillerato o publicaciones de todo tipo, y forma parte del imaginario colectivo como materialización de aspiraciones irrenunciables.
Entre las numerosas piezas de la exposición, cabe destacar por su valor e interés histórico las siguientes:
Retrato de Gaspar Melchor de Jovellanos
Francisco de Goya. 1798. Óleo sobre lienzo, 205 x 133 cm. Museo Nacional del Prado.
Es, sin duda, el retrato de referencia de Jovellanos y uno de los más famoros del pintor aragonés. Jovellanos lo encargó en 1798, poco después de ser nombrado ministro. No se hizo retratar como tal, ni como magistrado, ni con traje de corte, sino en un despacho y en traje de calle; amparado por Minerva, diosa de la sabiduría, y con el escudo y emblema del Real Instituto Asturiano, su obra más querida.
Retrato de Jovellanos, con el arenal de San Lorenzo al fondo
Francisco de Goya. 1780-1783. Óleo sobre lienzo, 185 x 110 cm. Museo Nacional Colegio de San Gregorio. Valladolid. Depositado en Museo de Bellas Artes de Asturias.
Se trata de uno de los primeros retratos de Goya en Madrid, encargado por Jovellanos con motivo de su ingreso en el Consejo de las Órdenes Militares. El retrato estuvo en su casa familiar desde 1783 hasta 1946 y funcionó como imagen de referencia de nuestro ilustrado hasta los últimas décadas, en tanto el Goya del Museo del Prado sólo se expuso al público en 1900 y pasó al Museo del Prado en 1974.
Retrato de Juan Meléndez Valdés
Francisco de Goya. Óleo sobre lienzo, 73 x 57 cm. Colección Banesto.
Los comienzos de la trayectoria literaria del más emblemático poeta del siglo, catedrático de Humanidades en Salamanca, estuvieron fuertemente marcados por Cadalso y Jovellanos. Batilo y Jovino, ambos ilustrados, magistrados y poetas, compartieron en la distancia afanes reformistas, aficiones literarias e incluso destierro, hasta que se situaran en bandos opuestos durante la Guerra de Independencia. Según Quintana, pertenece a esa clase de hombres respetables que esperan del adelantamiento de la razón la mejora de la especie humana. Falleció exiliado en Montpellier en 1817.
Retrato de doña María Francisca de Sales Portocarrero, condesa del Montijo
Andrés de la Calleja. 1767. Óleo sobre lienzo. Colección Duquesa de Alba.
Esta ilustrada presidía la conocida tertulia madrileña donde Jovellanos entró en contacto con el círculo jansenista. Allí acudían Meléndez, Llaguno, Estala o Urquijo. Fue secretaria de la Junta de Damas de la Sociedad Económica Matritense, cuya incorporación apoyó públicamente Jovellanos. Tuvo problemas con la Inquisición y fue desterrada por Godoy a Logroño. A su muerte escribirá: «murió la mejor mujer que conoció España».
Retrato de Manuel Godoy y Álvarez de Faria, Príncipe de la Paz
Antonio Carnicero. H. 1795-1796. Óleo sobre lienzo, 200 x 140 cm.. Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Madrid
El guardia de corps que llegó a secretario del Despacho de Estado de Carlos IV era considerado por Jovellanos la clave para conservar el proyecto reformista de Carlos III. Godoy nombró a Jovellanos ministro; aunque también se le responsabiliza de su posterior desgracia, lo único cierto es que nada hizo por liberarle de su encierro en Bellver. Diferencias de peso en materia de moralidad impidieron una franca relación entre ambos. Este retrato se considera uno de los mejores de Carnicero: formaba
parte de la propia colección de Godoy, y representa al joven primer ministro como Príncipe de la Paz.
Memoria en defensa de la Junta Central
Jovellanos. Oficina de D. Francisco Cándido Pérez Prieto, La Coruña, 1811. Biblioteca de la Universidad de Oviedo.
Aunque Jovellanos no escribió un tratado de política, este texto, más conocido como “Memoria en defensa de la Junta Central”, es el que contiene la mayor cantidad de reflexiones políticas del gijonés. Fue escrito para justificar tanto las gestiones de la Junta Suprema Gubernativa de España e Indias entre 1808 y 1810 como su propia actividad dentro de dicho órgano.
Manuscrito del Informe en el Expediente de Ley Agraria
Jovellanos. Ayuntamiento de Gijón.
Jovellanos redactará durante los años del «destierro gijonés» el que será el texto más representativo y europeo de la Ilustración española, el Informe de Ley Agraria. A las críticas a la Mesta, a los baldíos y comunes, a las tasas sobre los precios del grano, a los mayorazgos y a la amortización eclesiástica y señorial, añadía propuestas para la reforma del que constituía el principal sector de la economía nacional.
Dos grandes bloques Para abarcar el amplio perfil de Jovellanos, la muestra se divide en dos grandes bloques:
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Gijón. La luz de Jovellanos. Centro Cultural Cajastur Palacio Revillagigedo y Casa Natal de Jovellanos.
Del 15 de abril al 4 de septiembre de 2011.
- Más información [1] (PDF: 270 Kb)
- Web oficial del bicentenario [2]