La intervención, que acaba de concluir, permite dar a conocer una construcción en una zona muy abrupta en la que se realizaba la vigilancia del agua que necesitaba la Vega granadina y que, además, servía como punto de observación del territorio limítrofe.
Puesta en valor
Las primeras tareas realizadas por el IPCE incluyeron una prospección arqueológica que muestra la estructura original del inmueble y las adiciones realizadas a finales del siglo XV, que fueron además aisladas de las restauraciones sufridas por el conjunto en la primera mitad del siglo XX. Toda esta información ha permitido llevar a cabo un proyecto de puesta en valor de la fortificación, que explica la importancia del enclave.
La llamada Silla del Moro fue una construcción de vigilancia y protección para el Generalife y las huertas en un sector tan importante para la distribución del agua de la Acequia Real a toda la Alhambra. Hasta la segunda mitad del siglo XX, en que se inició la reconstrucción de la torre principal y de los muros, el conjunto monumental permaneció en un estado de ruina y abandono. Fue a partir de 1929, con Torres Balbás, cuando se comenzó a prestarle atención, al descubrirse los restos de su escalera de acceso y de la puerta de la gran torre que entonces estaba destruida casi en su totalidad.
Vigilancia y protección
Debió tener el conjunto un carácter militar, en un sector de fincas que aparecían bastante vulnerables a posibles ataques enemigos. La perspectiva que se divisa a su alrededor pone de manifiesto el papel estratégico de su localización, como lo confirma en el transcurrir de los siglos, por ejemplo, que también fue utilizado por el ejército francés de ocupación. La denominación de Santa Elena se debe a su consagración como iglesia, desconociéndose su nomenclatura árabe, pues no aparece en la relación de fincas pertenecientes al sultán granadino, siendo difícil su atribución.
El estado de abandono que sucedió a una serie de utilizaciones diferentes a su destino en época cristiana, la mutilaron de gran manera, privándola de cualquier resto decorativo o epigráfico que pudiera servir de punto de partida. La historia y las descripciones que de ella se poseen pertenecen a épocas muy posteriores a la nazarí y aportan muy poco sobre su papel en la estructura defensiva de la capital granadina. Por otro lado, si tenía ese carácter de vigilancia, debía tener algún enlace amurallado o de otro tipo, tanto con el Generalife, como con las construcciones más elevadas del Cerro del Sol, o incluso en el recorrido de la acequia.