Esta vídeo-instalación, con unas características de lenguaje entre el teatro, el cine y el vídeo, rememora un episodio que tiene lugar en el número 11 de la calle del Coso de Zaragoza el 12 de abril de 1781, es decir, en un lugar preciso y en una fecha concreta. El espectador observa desde la habitación contigua cómo Francisco de Goya, furioso y agraviado, valora la evolución de su acto creativo y rechaza todo tipo de intromisión en la obra que ejecuta por encargo de la Junta de Fábrica de la Basílica del Pilar de Zaragoza: la pintura de la cúpula Regina Martirum.
Libertad creadora
Goya reclama la libertad en el desarrollo de su trabajo porque de otra manera entiende que renunciaría a la dignidad de artista y se expondría «a no poder hacer uso de su talento» [fragmento tachado en el borrador del Memorial que se encuentra en Cartas y papeles de Goya, manuscrito de la Biblioteca de la Fundación Lázaro Galdiano de Madrid].
En Dato primitivo 4, Goya conversa con su amigo Martín Zapater, que le asesora en la redacción de una carta destinada a Matías Allué, administrador de Fábrica del Pilar. Tras la discusión que mantiene con Zapater, en la que no cesa de reivindicar al pintor creativo frente al pintor de encargo, Goya, siguiendo los consejos de su fiel amigo, se doblega y acepta los cambios que le exige la Junta.
Goya y la cúpula Regina Martirum del Pilar de Zaragoza Por Juan Antonio Yeves Andrés La Junta de Fábrica del Pilar decidió en mayo de 1780 proseguir la decoración de las cúpulas en torno a la Santa Capilla del Pilar y el día 23 de dicho mes acordó que las que quedaban pendientes, con sus cuatro pechinas, las realizasen Francisco de Goya y Ramón Bayeu, bajo la dirección de Francisco Bayeu, que anteriormente había pintado dos bóvedas, Regina Santorum Omnium y Regina Angelorum. Esta fecha es significativa porque da origen a un encargo deseado por Goya y que motiva su regreso a Zaragoza algunos meses más tarde. Francisco de Goya y Ramón Bayeu presentaron sus bocetos, junto a otros de Francisco Bayeu para dos de las bóvedas, en la Sesión de la Junta de Fábrica de 5 de octubre de 1780 y ésta los juzgó como «desempeñados con el mayor primor los asuntos de ellos». Goya comenzó su trabajo, pero pronto surgieron las desavenencias, porque Bayeu deseaba acuerdo y uniformidad estética en el proyecto que afectaba a toda la decoración pictórica del templo mientras que Goya, contando con la aprobación de los bocetos, entendía que no debía someterse a la supervisión de aquél y no aceptaba sus correcciones. El enfrentamiento motivó una solicitud de Bayeu a la Junta, para que «le eximiesen y exonerasen de responder al desempeño de la obra, por lo que toca a su cuñado», y en la reunión del 14 de diciembre, esta Junta de Fábrica «acordó y previno que el Sr. Administrador de Fábrica vea con frecuencia al dicho D. Francisco Goya y su pintura, y se le advierta lo que se le notare defectuoso». Las tensiones se incrementaron cuando Goya presentó en la Sala Capitular del Templo del Pilar, el 10 de marzo de 1781, los bocetos para las cuatro pechinas cuyos asuntos eran las virtudes de Fe, Fortaleza, Caridad y Paciencia, que correspondían a la pintura ya ejecutada, María Santísima como Reina de los mártires o Regina Martirum, situada delante de la capilla de san Joaquín. Los miembros de la Junta de Fábrica no sólo no aprobaron los bocetos, como consta en la carta de Matías de Allué, fechada el día siguiente, sino que además manifestaron que el público había quedado poco satisfecho con la pintura de la media naranja y que no deseaban exponerse a otra nueva censura, extremo que comunicaron a Francisco Bayeu. |
Ciudad Rodrigo. Dato Primitivo 4. 1781: Caso Goya. Palacio de los Águila.
Del 8 de septiembre al 21 de octubre de 2011.