Artista ilustrado
Los Caprichos ejemplifican el crepúsculo del Antiguo Régimen y desenmascaran las fisuras de una sociedad anclada en los viejos estamentos, oprimida por el clero y la antigua aristocracia. Estos Grabados son una caricatura de la realidad en la que se ve inmerso el artista, reflejando sus inquietudes ante un mundo en crisis. Goya critica los vicios y errores humanos hasta deformarlos, tocando temas como la educación, la nobleza, la religión, etc, siempre con un acento de carácter reformista.
Los Caprichos reflejan a su vez, la situación personal del artista y su manera de percibir el mundo que le rodea durante estos años. Desengañado por el final de su relación con la duquesa de Alba, aislado cada vez más de la sociedad por culpa de una enfermedad que le estaba dejando sordo, y rodeado de un nuevo mundo de intelectuales e ilustrados en la Corte de Carlos IV, encuentra respuesta en su arte, que se torna mordaz y satírico, subrayando los deslices de la sociedad en la que le toca vivir.
Sensibilidad moderna
Una nueva forma de mirar el mundo, desde el punto de vista ilustrado, basado en la razón y, sobre todo, subjetivo. Estilísticamente un avance hacia la era romántica. Los Caprichos no fueron un encargo puntal sino que nacen de la total libertad creativa de este gran artista que se interroga sobre las cuestiones de su tiempo.
Ejecutados en aguafuerte, aguatinta, punta seca y buril, técnica que en numerosas ocasiones le sirve para agudizar los detalles más feroces, que en su día le llevaron incluso a ser perseguido por el Santo Oficio. Esta edición, que pertenece al Instituto, se estampó por primera vez en 1929 con motivo de la Exposición Universal de Sevilla y podrá verse en Marruecos hasta el 30 de diciembre.
Fez (Marruecos). Los caprichos de Goya [1]. Instituto Cervantes.
Hasta el 30 de diciembre de 2008.