Gramática de meseta discute el monumento, la ruina y la espacialidad del propio recuerdo, sirviéndose de documentos procedentes de archivos históricos, así como de la perspectiva actual y de su investigación sobre las infraestructuras eléctricas de la primera mitad del siglo XX.
La exposición tratará de explorar, mediante los mecanismos del arte, la latencia de estados cambiantes en el patrimonio histórico, oscilando entre lo primordial y lo actual de la arquitectura antigua. Este ensayo visual se construye a partir de varios casos de traslado piedra a piedra de patrimonio arquitectónico a causa de la construcción de grandes infraestructuras: autopistas, embalses, estaciones de esquí, etc. En relación con este asunto, el espectador que visite la exposición encontrará una serie de fotografías, una proyección y una estela funeraria procedente de San Pedro de la Nave (Zamora).
Desmantelamiento y traslado
Concretamente, el proyecto de Aranberri nace de la fenomenología asociada al desmantelamiento y traslado de monumentos por efecto de la realización de estos megaproyectos, y la recuperación puntual y descontextualizada de dichas ruinas para usos simbólicos. El itinerario se concentra en una proyección de 50 diapositivas de formato mediano obtenidas por el autor en los archivos de empresas implicadas en la construcción de esas infraestructuras, intercaladas con otras tomas de nueva factura obtenidas en esos mismos escenarios. Junto a la proyección, se despliega una serie de fotografías en papel de los materiales reubicados o de los lugares donde estos se produjeron.
En el recorrido encontramos también planos y dibujos que esclarecen las técnicas de montaje y desmontaje. Todo el material se instala sobre un fondo de módulos de acero y cristal que genera una sobreestructura que además de acoger las figuras define una forma escultórica, espacial y articulada en la que se insertan los materiales ya mencionados. Una estela funeraria romana se instala en el primer espacio de la sala de exposiciones. Se trata de un bloque de piedra que no encontró ubicación en la reconstrucción del nuevo escenario y que permanece normalmente almacenada en la iglesia a la que pertecene.
El poso de la memoria
Según la tesis del artista, poco queda del pasado glorioso y ya no hay necesidad para cobijo. Como mucho, podemos jugar a construir refugios, a construir arquitectura, a construir monumentos. Se habla de la disfuncionalidad de las obras civiles, de la irracionalidad de los traslados. Ciudades vacías, grandes infraestructuras, zonas de esparcimiento, destinos de peregrinaje espiritual, vértices geodésicos, son diferentes expresiones de un deseo análogo, en un intento de controlar el entorno natural desde unos significados económicos. El continuo tránsito de materia y energía, la destrucción yuxtapuesta a la preservación y la transformación, eliminan el poso de la memoria, a la vez que activa la vida de la entidad afectada.
Ibon Aranberri utiliza en sus trabajos referencias de carácter histórico con las que trata de llamar la atención del espectador para inducirle a la reflexión. Destaca su participación en la Manifiesta de Fráncfort en 2002, así como haber sido el único español seleccionado para participar en la Documenta de Kassel de 2007, año en el que también expuso en la Kunsthalle de Basel. En el año 2005 recibió el premio Altadis de Artes Plásticas y al año siguiente se hizo con el premio ARCO para jóvenes artistas.
Una práctica muy común El traslado de la arquitectura histórica fue un método ampliamente utilizado durante el siglo XX, a pesar del peligro que suponía para la integridad de los valores documentales, históricos y artísticos de los mismos monumentos. El artista documenta en esta exposición cómo son trasladadas las piezas en esta práctica, en qué estado y situación pueden ser halladas en la actualidad, por qué han sido movidas de su localización original o dónde van a parar finalmente. En el transporte de monumentos, las piezas son trasladadas de una en una. Se cubren de escayola como medida protectora para evitar el deterioro de su ornamento. A continuación, son numeradas a mano con pintura y diseminadas en una ladera tras ser desmontadas. Pueden permanecer así durante años hasta que una decisión política decida su nueva ubicación. Finalmente, son trasladadas a su destino mediante bueyes o vehículos motorizados, dependiendo de los recursos de la época. Según el criterio aplicado, en su recolocación se respetan las simetrías de origen o son modificadas. En las zonas poco expuestas a la lluvia, los restos de escayola y la pintura de los números han permanecido hasta nuestros días. En algunos casos, su borrado intencionado mediante desgaste ha provocado una huella negativa de las inscripciones. El uso de materiales contemporáneos en la reconstrucción genera a su vez nuevas variaciones. Las juntas entre la sillería se rellenan de cemento y resina y, en consecuencia, la nueva construcción acaba dilatándose respecto a las medidas del original. Más allá de esta documentación, Ibon Aranberri analiza la modificación semántica y morfológica de la ruina y cuáles son las motivaciones actuales de su cambio de ubicación para, finalmente, reflexionar sobre la sustitución de la memoria por el intento de controlar el entorno natural desde unos significados económicos. |
Burgos. Gramática de meseta. Abadía de Santo Domingo de Silos [1].
Del 14 de julio al 14 de noviembre de 2010.
Comisaria: Nuria Enguita.