Y lo hace, como se señala a la hora de la concesión, «a través de una  intensa prosa poética que confronta traumas históricos y expone la fragilidad de la vida humana».

Lo literario le viene de cuna pues es hija del también novelista Han Seung-won, uno de los escritores coreanos más prestigiosos, que le inculcó la pasión por la lectura desde muy pequeña. También muy joven estudió literatura en la Universidad de Yonsei y desde hace años es profesora de escritura creativa en el Instituto de las Artes de Seúl.

A sus cincuenta y cuatro años Han Kang se convierte en una de las galardonadas más jóvenes de la historia, un record que sigue ostentando Rudyard Kipling que lo logró con 41 años.  

Lo poético, lo sensual y una descarnada e inquisitiva  capacidad para retratar al ser humano marcan una capacidad creativa que se concreta en novelas, ensayos, colecciones poéticas y relatos. Un total de veinte títulos de los que sólo cuatro novelas han sido traídas al español: La vegetariana, su obra más leída, Actos humanos, Blanco y La clase de griego.

Tras formarse también en la música y la pintura, arrancó su trayectoria literaria en 1993 con la publicación de una serie de poemas a los que siguieron, ya en el terreno de la prosa Amor por Yeosu y Tus manos frías donde ya hizo patente un estilo, como la Academia ha destacado hoy, “basado en el juego entre la persona y la experiencia, la empatía y la metáfora: todo ello para contar historias que, reales o ficticias, transforman el trauma en un proyecto artístico conjunto.

«Hacer preguntas, eso es para mí escribir. No escribo respuestas, simplemente me afano por responder preguntas, trato de permanecer mucho tiempo dentro de ellas. De rodillas, arrastrándome otras veces, espero llegar hasta el final, hasta el centro, aunque sea imposible», ha confesado la nueva Nobel.

Quien, entre otros muchos galardones, recibiera en 2016 el Man Booker Internacional y el Médicis el pasado año, ha visto algunas de sus obras adaptadas al cine, como el caso de La vegetariana, cuya adaptación a la pantalla recibiría el máximo reconocimiento en el Festival de Sundance, o Bebe Buda, que tras ser elegida como la mejor novela coreana publicada en 1999 al  convertirse en  película como La cicatriz, ganaría el premio internacional del Festival de Cine de San Sebastián en 2011.

La autora se convierte en la primera escritora de Corea del Sur en hacerse con el Nobel, también es la primera mujer asiática en lograrlo y la segunda persona de su país condecorada con el Premio, tras Kim Dae-hung, galardonado con Nobel de la Paz en el año 2000.

A lo largo de la historia, el máximo reconocimiento literario universal  solo ha premiado a dieciocho escritoras, nueve de las cuales fueron elegidas en el presente siglo XXI.

Los ganadores de los últimos ocho años alternan un hombre y una mujer. Han Kang se suma al noruego Jon Fosse, la francesa Annie Ernaux, el tanzano Abdulrazak Gurnah, la estadounidense Louise Glück, el austriaco Peter Handke, la polaca Olga Tokarczuk, y el japonés nacionalizado británico Kazuo Ishiguro.