Fiel a la paciencia y constancia intrínseca de su apuesta plástica, Uriarte ha entretejido de manera paulatina una gramática que supera el frenesí del hallazgo y desarrolla un lenguaje colmado de sentido y goce estético. La precisión de su trabajo fastidia pero cautiva por la familiaridad de los elementos, de los materiales y herramientas. A caballo entre las planas de caligrafía infantil, el garabato desenfadado, la engañosa blancura de la hoja en blanco, la inestabilidad del signo ortográfico y la exactitud del dibujo técnico, su obra extingue el tedio, genera desarreglos, sonidos y fricción desde los elementos más básicos.

El trabajo artístico de Ignacio Uriarte encuentra su génesis en la destrucción de un momento rutinario. Uno o varios de esos insignificantes lapsos de tiempo en los que agotamos las posibilidades de seguir los pasos de Bartleby, el escribiente, el pulcro oficinista creado por Herman Melville que a toda orden de su jefe contesta con serenidad: “preferiría no hacerlo”. Es decir, valiosos momentos de desobediencia que se nos escapan a diario entre las manos. Por fortuna, aquí nos topamos con el resultado de una negativa cuyos frutos se sustentan en la capacidad de ver, observar y encontrar la aguja en el pajar. 

México D.F. Preferiría no hacerlo. Casa del Lago Juan José Arreola. 

Del 23 de junio al 11 de septiembre de 2011.