El proyecto, obra de los arquitectos Nieto y Soberano, ha consistido en la rehabilitación integral tanto del edificio como del equipamiento museístico. Además, en 2008 el Ministerio cambió su nombre: el Museo Nacional de Escultura pasó a denominarse Museo Nacional Colegio de San Gregorio, lo que ha servido también para poner en valor a dicho edificio, de gran relevancia arquitectónica y significación histórico-artística.
González-Sinde recordó durante su intervención en la inauguración que "en un mundo tan cargado de cifras, de informes y de balances, hay sólo tres palabras que impiden calcular lo valioso que será el paso de cada ciudadana o ciudadano en el museo que hoy inauguramos: el continente, el contenido y el potencial".
Repertorio muy variado
La colección está constituida por imágenes y otros objetos tallados en madera y policromados. Su repertorio es muy variado: figuras de bulto, relieves, sillerías de coro, pasos procesionales y, sobre todo, retablos, algunos de ellos monumentales. Los admirables artesonados de sus salas o la decoración de puertas, ventanas y patios permiten comprender hasta qué punto la escultura hace de este museo un lugar irrepetible.
También es singular por el predominio de los temas de devoción y de imágenes sagradas, pertenecientes a una era del pasado en la que la religión y la Iglesia fueron determinantes en la vida íntima y en la realidad social. Es, por tanto, una colección muy representativa de nuestra memoria histórica y cultural.
Principal zona histórica
El museo se encuentra en la principal zona histórica de Valladolid. Además del Colegio de San Gregorio, sede de la colección, cuenta con otros tres edificios, situados todos en la calle peatonal de Cadenas de San Gregorio: el palacio de Villena, la iglesia de San Benito el Viejo y la Casa del Sol.
El Colegio de San Gregorio es uno de los ejemplares más bellos de la arquitectura peninsular del siglo XV. Fue creado como un centro de enseñanza de Teología para monjes dominicos y cumplió un relevante papel político y doctrinal en la España del siglo XVI.
Diálogo armónico
Declarado monumento histórico en el siglo XIX, ha sido la sede del Museo desde 1933, año en que un decreto de la Segunda República trasladó aquí la colección del Museo de Bellas Artes, a la vez que le concedía el rango de Museo Nacional de Escultura. Reformado por Nieto-Sobejano, obtuvo en 2007 el Premio Nacional de Restauración y Rehabilitación Arquitectónicas.
La rehabilitación ha recuperado y puesto en valor la arquitectura histórica, buscando un diálogo armónico y respetuoso entre la modernidad y la tradición. La madera de iroko, el estucado de las paredes y el cobre son los materiales protagonistas de la renovación. Asimismo, se han modernizado los equipamientos tecnológicos, en cuanto a climatización, iluminación, seguridad, etc.
Además, ha aumentado el espacio dedicado a la exposición permanente a 2.328 metros cuadrados, permitiendo duplicar el número de obras expuestas, que han pasado de cien a doscientas. La colección se divide en tres grandes secciones: el siglo XV, las artes del renacimiento y las imágenes del barroco.
Mejoras cualitativas y cuantitativas
El museo ha ganado un total de 1.943 metros cuadrados en espacios públicos, con área de acogida, vestíbulo, guardarropa, jardín, tienda-librería, cafetería-terraza, claustro, nuevas zonas de descanso y circulaciones.
Asimismo, se han extremado las facilidades para el visitante con paneles de sala, cartelas explicativas, audio-guías y dispositivos multimedia; accesibilidad para el visitante extranjero, con información bilingüe, renovación integral de la web, nueva imagen gráfica, amplia oferta de editorial de folletos, guías y catálogos de distinto formato y extensión, accesibilidad para personas con movilidad reducida,
El Palacio de Villena albergará el Belén Napolitano del siglo XVIII, la sala de exposiciones temporales, que se inaugurará en otoño de 2010, el almacén de colecciones –con un total de 2.882 piezas–, el taller de restauración, la biblioteca y los talleres didácticos.
Cinco obras maestras
La iglesia de San Benito el Viejo y la Casa del Sol, los otros dos edificios que componen el conjunto museístico serán rehabilitados próximamente. La iglesia albergará la presentación permanente de los pasos procesionales, y la Casa del Sol, diversos programas educativos y de investigación.
De entre las 200 obras expuestas, sobresalen especialmente cinco, consideradas las joyas de la colección: la Piedad germánica, La Sibila de Alonso de Berruguete; El Santo Entierro de Juan de Juni; El Calvario, y La santa faz de Francisco de Zurbarán.
Además, la pintura (con maestros como Jorge Inglés, Pedro Machuca, Antonio Moro, Rubens, Zurbarán, Ribalta o Luis Meléndez) tiene también un papel significativo, pues la exposición permanente está concebida a partir del diálogo entre ambas artes.
Nuevo web del Museo Nacional Colegio de San Gregorio.
Muestra elocuente Los fondos que la integran son una muestra elocuente de la calidad que alcanzaron las formas artísticas en nuestro país desde la Edad Media al siglo XIX. Las obras conservadas en el Museo son la expresión de un mundo de relaciones internacionales, de circulación de influencias y artistas geniales que dieron como resultado un rico patrimonio, fundamental en el contexto cultural europeo. El núcleo primitivo de las colecciones procede de los conventos desamortizados de Valladolid y su entorno. La trascendencia histórica de la ciudad en épocas pasadas, está en el origen de la importancia de las creaciones artísticos atesoradas, producto de una larga tradición de mecenazgo y protección de las artes. A estas aportaciones hay que añadir donaciones, depósitos y sobre todo adquisiciones del Estado orientadas a completar una visión global de la escultura española con todos sus matices, dentro de unos límites geográficos que exceden los peninsulares. Las peculiaridades de la escultura en cuanto a tipologías (retablos, sillerías corales o escultura funeraria) y también en lo que se refiere a materiales (madera, bronce, piedra, barro o marfil), alcanzan en España uno de sus puntos álgidos con el uso de la madera policromada, una auténtica síntesis de las artes, de volumen y color, de esfuerzo por lograr mayor verismo y transmitir auténticas sensaciones. La secuencia cronológica permite conocer lo que supuso en cada período, la evolución de los géneros artísticos como reflejo de la sociedad que los creó. Importación, comercio, talleres locales y corrientes estilísticas dieron lugar a formas singulares llenas de interés. |