Iniciando con las obras de ambos, junto con la de algunos otros actores clave, y cerrando con los grupos de sus sucesores, la exposición ha sido diseñada como una lectura y un viaje a través de los movimientos artísticos desarrollados a lo largo de  estos años.

La obra de Vieira da Silva realmente se reveló a Torres-García a través de las fotografías que el poeta y pintor uruguayo Carmelo Arden Quin le mostró en el año 1942 en Río de Janeiro, donde Vieira da Silva y Arpad Szenes se habían refugiado. Hubo una carta con estas fotografías en la que el joven artista manifestó su admiración por el maestro. Como respuesta Torres habló de forma halagadora sobre la obra de Da Silva en un artículo en la revista Alfar, centrándose especialmente en su pintura Le Désastre ou la Guerre. Los dos artistas se mantuvieron en contacto después de esta publicación. En 1943, Vieira da Silva escribió a Torres-García: “pero la pintura es verdaderamente terrible, trabajo con gran dificultad, muy lentamente, frecuentemente estoy desalentada. En esas ocasiones vuelvo a su artículo, y encuentro de nuevo mi valor”.

Vidas en el exilio

Sin embargo, sería incorrecto buscar todos los elementos que la joven Vieira da Silva tomó prestados del que consideraba su maestro, ya que no es un principio formal el que une a los dos artistas, sino más bien su intención de reflejar la importancia de la estructura pictórica para alcanzar la síntesis del constructivismo y de los elementos intuitivos, de la abstracción y figuración, del primitivismo y modernismo.

Ambos, vivieron todas sus vidas en el exilio, tanto geográfica como estéticamente hablando. Ellos siguieron siendo extraños a los movimientos artísticos predominantes durante el rico período que siguió a 1929. No es fácil asociar sus obras a un movimiento estético determinado, ya sea al “cercle et carre” de Michel Seuphor, en el caso de Torres-García, o la pintura de estilo suelto de la Escuela de París, en el caso de  Vieira da Silva.

A semejanza de Miró (el catalán universal), se podría llamar a Torres-García el uruguayo universal, debido a que el sincretismo de su obra encuentra inspiración tanto en Europa como en los movimientos artísticos de América del Norte, y también en elementos precolombinos, africanos o del primitivismo aborigen.

Al límite de la abstracción

Junto con Paul Klee y, a partir de ese momento, fue sin duda uno de los más considerados y admirados por los artistas de la nueva generación de pintores al límite de la abstracción. Gotlieb, en quien dejó notar su influencia claramente, no es un caso aislado en la escena artística de Nueva York. Desde París a Nueva York, la obra de Torres influyó en muchos movimientos artísticos desde el final de la primera mitad del siglo XX lo que denota la energía derivada de su aventura artística. Lo infinitamente pequeño, lo trivial, todo encuentra su armonía con el cosmos: con el mar, con la tierra, con el sol, con la luna. Su obra resiste al asesinato de la pintura, a la diseminación de las formas post-cubistas y a la sensualidad del surrealismo.

La muestra también propone una revisión de la obra de Vieira da Silva desde su dimensión sincrética, con sus constantes cambios de puntos de vista. Sobre la base de su desarraigo existencial (además de la gran admiración por Torres), la artista se presenta a sí misma como un investigador obsesivo de la construcción, de la estructura o más bien de la organización formal y espacial del mundo del caos.

Sin limitación estética

En cuanto a su obra, Rainer Maria Rilke diría: "Nos sumerge. La organizamos. Se cae en pedazos. La organizamos de nuevo y cae en pedazos sobre nosotros”. Sin embargo, la pintura de Vieira da Silva también muestra una tensión íntima, que es contemplativa, limitada por los campos de color, y rechaza cualquier limitación estética como abstracción, que el artista considera alienante, a diferencia de algunos de sus homólogos americanos, como Clyfford Still and Mark Rothko.

La exposición constituye la primera coproducción entre el IVAM y el Museo Berardo de Lisboa, donde ya se exhibió la muestra aunque ahora llega a Valencia con nuevas incorporaciones, entre las que figuran seis obras de Da Silva procedentes de la Galerie Jeanne-Bucher de París y piezas de la colección del centro valenciano. También han cedido obras importantes instituciones como el Pompidou, el Macba, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, la Fundación Gulbekian o el Museo de Seattle, entre otros.

El  catálogo de la exposición reúne textos de Jose Berardo, presidente honorario de la Fundación de Arte Moderno y Contemporáneo-Colección Berardo de Lisboa; Consuelo Císcar Casabán, directora del IVAM; Eric Corne, historiador del arte; Emmanuel Guigon, director de la Musée de Besançon; Marina Bairrão Ruivo, directora de la  Fundação Arpad Szenes, Nicolás Arocena y Domitile d’Orgeval.

 

Valencia. La Intuición y la Estructura. De Torres-García a Vieira da Silva 1929-1949. IVAM.

Del 5 de marzo al 3 de mayo de 2009.