Para Cristina Ros, directora de Es Baluard, “la instalación presenta las mismas connotaciones de blancura, ligereza y fragilidad que sus obras anteriores y reflejan la poética del artista creando una atmósfera de bienestar, reflexión y paz interior”.
Lenguaje personal
Joan Cortés está considerado como uno de los escultores de lenguaje más personal y con una mayor proyección de cuantos trabajan en Baleares.
En Memoria del agua, el material, el color, la forma y la composición contribuyen a la descripción de la escultura que Cortés ha trabajado en las dos últimas décadas: la delicadeza que se manifiesta no sólo en el tratamiento de las piezas que conforman la obra, sino también en la manera que tienen de acariciarse unas formas a las otras, para crear nuevas formas y para hacer sentir la vibración conjunta; la fragilidad, como una característica no tanto física, sino de sensaciones; un sentido muy particular de la acumulación, una acumulación que no tiene nada que ver con el barroquismo, sino con la máxima depuración, con los gestos mínimos, con los elementos esenciales; la diversidad que puede ofrecer la repetición cuando el artista domina los códigos de la composición, y la ligereza de aquello que parece no pesar, de aquello que ofrece la sensación de separarse del suelo y se eleva como se elevan las cosas del alma o las cosas que surgen del alma y que van directos a ella.
Palma de Mallorca. Memoria del agua. Es Baluard Museu d’Art Modern i Contemporani de Palma [1].
Del 10 de julio al 11 de octubre de 2009