La exposición, organizada por Banca March en colaboración con la Fundación, reúne un total de 93 obras (46 dibujos, 26 maquetas y 21 esculturas) de diferentes colecciones, que permiten apreciar en su totalidad los procesos de creación y trabajo del artista en torno a la escultura. Entre ellas destacan las cedidas por la propia Fundación Pablo Palazuelo, que atesora una parte importante del legado del artista madrileño. La mayor parte de los dibujos y la totalidad de las maquetas han sido expuestas anteriormente en una única ocasión.
De la pintura a la escultura
Pablo Palazuelo (Madrid, 1915-Galapagar, Madrid, 2007) fue uno de los primeros artistas españoles que abrazó decididamente la abstracción como lenguaje plástico y que obtuvo el reconocimiento de la crítica internacional durante los primeros años cincuenta del pasado siglo. Su larga carrera como pintor, jalonada de éxitos y reconocimientos, le permitió exponer en vida en numerosas ocasiones, para centrarse, a partir de los años sesenta, en la creación escultórica.
«La ambición de esta exposición es llegar a explicar de qué manera Palazuelo maduró un lenguaje plástico que pasó del plano bidimensional, propio de la pintura, a expandirse en la tridimensionalidad del espacio escultórico», afirma el comisario de la muestra, el catedrático y crítico Javier Maderuelo. «Consolidada su carrera como pintor abstracto, cuando había destilado ya un lenguaje personal que caracteriza inconfundiblemente su obra, Palazuelo afrontó, en una segunda etapa de su vida, la posibilidad de realizar esculturas. Para ello no necesitó aprender un nuevo oficio sino que, de manera reflexiva, partiendo de su experiencia como pintor, dotó de volumen y corporeidad a las líneas y planos que conforman sus cuadros. Esa transformación pasó por una serie de facetas que tienen como vehículo generador la práctica continuada e infatigable del dibujo».
Comienza la aventura
La aventura escultórica de Palazuelo comenzó cuando en el verano de 1954 intentó realizar una ‘escultura cubista’ que denominó Ascendente. Tras esta primera experiencia tuvieron que pasar unos años hasta que, hacia 1962, empezó a recortar con tijeras dibujos trazados sobre finas chapas de zinc, con las que comenzó a dar alas a los planos dibujados y apresados en el papel.
Detrás de todas las experiencias artísticas de Pablo Palazuelo hay un anhelo por conseguir la belleza, una belleza que, apartada de las normas del clasicismo, corresponde a una sensibilidad moderna que el artista rastreó en los estratos más profundos del pensamiento, recurriendo para ello al estudio de la espiritualidad, la alquimia y la psicología profunda.
Barcelona. Línea y plano en el espacio. Fundación Francisco Godia.
Del 11 de octubre al 6 de enero de 2013.
Comisario: Javier Maderuelo.