El proyecto de restauración comenzará a ejecutarse en el primer trimestre de 2013, afectando a la iglesia, el callejón de conversos y las bóvedas del claustro, que son las partes del monasterio que se encuentran en una situación más delicada.
Casi dos millones
La inversión total ascenderá a 1.952.456 euros, que serán cofinanciados por la Comunidad y los fondos del 1% Cultural procedentes del Ministerio de Fomento. La aportación de cada uno será, pues, de 976.228 euros.
Las actuaciones consistirán en el desescombro del área de intervención, que se hará con seguimiento arqueológico, el levantamiento topográfico de cada pieza y su correspondiente catalogación. Además, un equipo especializado restaurará las piezas recuperadas. También se consolidarán las cubiertas y bóvedas existentes, y se controlarán las humedades centrándose en el aislamiento de los muros y sometiéndolos a una operación de limpieza, macizado e inyección de lechadas de cal.
Centro eremítico
Desde época visigoda, esta comarca del oeste de la Comunidad de Madrid fue centro eremítico de primer orden, acogiendo gran número de templos y ermitas, hasta el punto de que Valdeiglesias es el término actual de lo que en su día se llamó El Valle de las Iglesias.
En 1150, en tiempos de Alfonso VII El Emperador, los 12 templos mozárabes existentes en El Valle de las Iglesias se unificaron bajo la Regla de San Benito, fundándose el Monasterio de Santa María la Real de Valdeiglesias. En 1177, Alfonso VIII trajo monjes del Monasterio de la Santa Espina de Valladolid, incorporándose la Orden Cisterciense. A partir de entonces, la historia del monasterio siempre estuvo ligada al Císter y durante los siglos XII y XIII fue el centro hegemónico del valle.
Transformaciones
A lo largo de los siglos se fueron sucediendo las transformaciones arquitectónicas en el monasterio, pero su estructura original responde casi literalmente al esquema tipológico de los conventos cistercienses. La iglesia se sitúa en el límite norte, y el callejón de los conversos y la capilla ochavada (un pequeño recinto de forma cuadrada) están dispuestos entre el muro sur de la iglesia y el muro norte del claustro. Éste se encuentra rodeado por la sacristía, la sala capitular y la zona de monjes, al este; la cocina y el refectorio (comedor), al sur; y la zona de legos y la hospedería, al oeste. Los restos del claustro, de estilo gótico, son probablemente de la fecha de reconstrucción de la iglesia, en el siglo XV o XVI.
La iglesia es de una sola nave de gran tamaño. Es interesante la cabecera realizada en sillería de granito con dos hojas y relleno de mampostería y con el ábside circular, flanqueado por otros dos pequeños ábsides de planta cuadrada al exterior y circular al interior. Los muros del resto de la nave de la iglesia son de mampostería de tipo mudéjar.
Hoy se conservan, aunque no completas, las bóvedas románicas de cañón de las capillas de la cabecera, dos arcos perpiaños de la nave de la iglesia y un arco inferior del antiguo coro. Y se mantiene la portada de la iglesia de sillería barroca, aunque ha perdido parte de sus remates ornamentales y de su estabilidad.