Tras su paso por Madrid y Lérida, la exposición, titulada Un mundo flotante. Fotografías de Jacques Henri Lartigue (1894-1986), reúne 230 imágenes entre copias modernas, instantáneas originales –algunas de ellas con la técnica estereoscópica–, cámaras, cuadernos, agendas y tomos del diario que escribió durante toda su vida. Además, hace hincapié en los temas que resultaron una constante durante su carrera.
Lartigue capturó la vida que le rodeaba, la exaltación de la felicidad y el gozo de vivir, y lo hizo con unas ideas estéticas que proponían una renovación del lenguaje fotográfico. Plasmó en sus instantáneas aquella sociedad que vivió al margen de los desastres de la época, como las guerras mundiales o los regímenes totalitarios, y dejó al margen todo aquello que no consideraba propio de mantener en el recuerdo. Obsesionado por la alegría de las calles, la búsqueda de la felicidad de Lartigue pasó a ser su gran obsesión, su gran musa, llegando a la angustia que marca su trayectoria al observar el rápido paso del tiempo y de la vida a través de su objetivo.
90 años de trayectoria
Con tan sólo siete años, su padre le regaló su primera cámara, con la que realizó sus primeras instantáneas en placas de 13 por 18 centímetros. La espontaneidad con la que captó sus tomas iniciales de carreras de automóviles, aviones o de mujeres de clase media y acomodada de París paseando por el Bois de Boulogne llamó pronto la atención. Creó imágenes novedosas mediante el empleo de encuadres poco usuales, de diversas velocidades de obturación y trabajó casi siempre en blanco y negro, empleando en pocas ocasiones el color.
En 1915 comenzó a dedicarse a la pintura y abandonó en gran medida la fotografía, centrándose sobre todo en flores, coches y retratos de personajes del momento tan famosos como Van Dongen, Sacha Guitry, Marlene Dietrich, Greta Garbo, Georges Carpentier, Joan Crawford, Maurice Chevalier, Abel Gance, Yvonne Printemps o Renée Perle, quien se convirtió en una de sus modelos favoritas y en su acompañante.
La fama
Hasta el año 1963, cuando el MoMA presentó su primera exposición antológica, Lartigue era un fotógrafo casi desconocido. Pero la extraordinaria fuerza de sugestión de sus imágenes ha hecho que desde aquel momento su prestigio no haya parado de crecer. Hoy, se ha convertido en uno de los referentes visuales del siglo XX. Sus imágenes reflejan la rápida transformación de las costumbres, el estallido de novedades, la vibración de las cosas, y al mismo tiempo la búsqueda de las pequeñas cosas, del instante perdurable y atemporal.
Todas las obras de esta muestra proceden de la Donation Jacques Henri Lartigue de París, la entidad encargada de velar por la conservación y divulgación de la donación que el fotógrafo hizo en el año 1979 al Estado francés.
Enlaces recomendados:
Donation Jacques Henri Lartigue (París)
Tarragona. Un mundo flotante. Fotografías de Jacques Henri Lartigue (1894-1986). CaixaForum Tarragona.
Hasta el 19 de agosto de 2012.
Comisarias: Florian Rodari y Martine d’Astier de la Vigerie, directora de la Donation Jacques Henri Lartigue, con la asistencia de Maryam Ansari.