La mítica fuente, obra maestra del Barroco italiano, ha sido sometida a una cuidadosa limpieza para eliminar las impurezas que se habían depositado con el paso de los años en el mármol y en la piedra travertina, así como los desperfectos ocasionados por los excrementos de las palomas.
La reinauguración de mítica fuente llega justo a tiempo para el comienzo de las fiestas navideñas, cuando esta plaza es un punto de referencia para turistas y romanos.
Nuevos detalles
La restauración, la primera desde 1975, ha recuperado así el color original de la obra, un blanco roto que deja entrever las venas doradas del mármol y permite apreciar ahora con claridad todos sus detalles, que antes se perdían entre la piedra ennegrecida: plantas, flores y animales que ahora resurgen con nueva vitalidad, como una serpiente que corona la parte alta del conjunto escultórico.
Además del trabajo de restauración, se ha instalado un sistema electrostático para alejar a las palomas, que ya se utiliza en otros monumentos símbolos de la ciudad como la Fontana di Trevi, así como una depuradora de agua para evitar que se depositen restos de cal.
La directora de la restauración, Annamaria Pandolfi, ha explicado que lo importante en estos momentos y tras la realización de este proceso es no volver a esperar 34 años para realizar una nueva intervención y realizar anualmente las limpiezas correspondientes.
Pandolfi anunció que también está previsto una restauración en los próximos meses del obelisco de estilo egipcio, pero realizado en época de la antigua Roma, insertado en la fuente, pero se tratará de una intervención breve y no se necesitará volver a cubrir el monumento.
Cuatro ríos
La fuente fue diseñada y realizada por Bernini en 1651 y en ella destaca además del enorme obelisco, cuatro estatuas que representan a los cuatro ríos principales de la Tierra (Nilo, Ganges, Danubio, Río de la Plata) y que dan el nombre al complejo escultórico.
La gran dimensión de la fuente y el espectacular y original marco en el que se encuentran, la elíptica plaza Navona, antiguo estadio de Domiciano donde se realizaban los espectáculos y carreras de cuadrigas, y acompañada por la Fuente del Moro y la de Neptuno, hacen de este monumento uno de los más bellos de la ciudad.