Esta exhibición, la primera dedicada por entero a la máscara como elemento artístico, abarca desde retratos reales a reproducciones de rostros imaginarios, ha sido organizada en cooperación con el Musée d’Orsay de París, donde ya se mostró al público, y se podrá visitar hasta el próximo 7 de junio.
Inquietante excentricidad
Se trata de una exposición que explora la inquietante excentricidad de las máscaras, elementos clave de muchas culturas desde hace siglos en el ámbito de los ritos, el folclore y el teatro, a través de reproducciones contemporáneas, como la mítica cabeza de medusa y de Juan Bautista decapitado, junto con fotografías de Man Ray, óleos de Emil Nolde y bustos anónimos de dioses y guerreros griegos, anteriores al siglo II antes de Cristo.
El Instituto Mathildenhöhe documenta la evolución experimentada desde la antigüedad al apogeo del arte de las máscaras entre 1869 y 1930, por efecto de la influencia en Europa del arte procedente de África y Oceanía, en una muestra compuesta por piezas de autores como Max Ernst, Arnold Böclin, Jean Carriès, Jean Cocteau, Jean-Frédéric de Waldeck o Franz von Stuck.