Se trata de un valioso conjunto de piezas realizadas por los más afamados maestros relojeros europeos. Se pueden admirar ejemplos de la escuela inglesa, francesa y suiza, entre otros, que muestran la evolución técnica y gustos estéticos de la época. También se exponen máquinas creadas por los primeros relojeros españoles con los que surgió una nueva escuela en la Corte.
Cuatro reyes, cuatro apartados
La exposición se estructura en cuatro apartados, cada uno dedicado a uno de los cuatro reyes del siglo: ‘Felipe V. El primer Borbón. Thomas Hildyard: un relojero de Lieja en la Corte española’; ‘Fernando VI. La relojería suiza y la relojería inglesa’; ‘Carlos III y la Real Fábrica de relojería de Madrid’ y, por último, ‘Carlos IV, el rey relojero’.
La Medida del Tiempo incluye, entre otras piezas muy destacadas, una excepcional: un reloj de bolsillo fechado hacia 1660 y cuya caja está decorada con retratos en miniatura de la familia de Felipe IV, cedido por el Rey Don Juan Carlos para esta exposición. Además, otras tres piezas muy destacadas de la muestra son:
- Reloj de sobremesa esqueleto.
- El reloj de sobremesa astronómico Las cuatro fachadas.
- Los relojes de sobremesa Bracket (varias piezas), Diana, y el Planetario.
Uno de los principales motivos para la adquisición de relojes –obra de relojeros de la talla de Juan Kelly, Lorenzo Tarsis y Boucher de Sant Martin y Francisco Luis Godón– por la Corona fue la decoración del Palacio Nuevo (Palacio Real de Madrid), las casas de campo de El Pardo y de El Escorial y, en especial, para decorar la Casa del Labrador en Aranjuez.
Felipe V [1], para decorar sus palacios y distraer sus días, reunió un singular y valioso conjunto de relojes de factura inglesa. De hecho su relojero de cámara fue el británico Tomas Hatton, aunque no desdeñó para decorar sus palacios piezas de otras facturas y fábricas.
Un rey en su taller
Fernando VI [1], su hijo, continuó su legado, adquiriendo piezas de otras escuelas y con él llegaron a España los primeros relojes suizos y el primero con autómatas. Carlos III [1], su hermano, intentó establecer una escuela de relojería en la Corte y promovió y apoyó a los hermanos Charost con la creación de una escuela-fábrica capaz de competir con la potente industria francesa.
[1]Apasionado por estas piezas tan singulares de medir el tiempo, el rey Carlos IV [1] incluso llegó a montar su propio taller donde trabajaba sus propios modelos. También adquirió relojes de gabinete, enriqueciendo así la colección y proporcionando nuevos ejemplares exponentes de la nueva relojería europea. La afición del monarca era compartida por María Luisa de Parma que eligió para su dormitorio un excelente reloj esqueleto fabricado por Manuel Gutiérrez, otro de sobremesa firmado por Dubuc y el que encargó a Manuel de Rivas: el monumental reloj de la Sala de Billar de la Casa del Labrador de Aranjuez.
Afán coleccionista
La medida del tiempo. Relojes de reyes en la Corte española del siglo XVIII está compuesta de dos salas que recorren el afán coleccionista a lo largo de estos cuatro reinados y cuenta, además, con una zona de proyección audiovisual para los visitantes. Esta pasión coleccionista de los monarcas es el eje de la muestra y se refleja en su catálogo. Cada una de las piezas cuenta con un pormenorizado estudio y descripción, tanto desde un punto de vista artístico como histórico, realizado por la conservadora de la colección y comisaria de la exposición, Amelia Aranda Huete.
Colección única La colección [2] de relojes de Patrimonio Nacional, formada por más de 700 piezas, es una de las más importantes del mundo, resultado de las adquisiciones realizadas por los monarcas españoles a los más afamados maestros relojeros europeos. Tal y como afirma Nicolás Martínez-Fresno y Pavía, presidente del Consejo de Administración del Patrimonio Nacional, «la colección de relojes del siglo XVIII custodiada por Patrimonio Nacional es una de las primeras y más significativas de Europa, ya que reúne un importante número de piezas fabricadas para los monarcas españoles por los más afamados artistas relojeros europeos del momento, como John Ellicott, George Graham, Ferdinand Berthoud, Pierre Jaquet-Droz, Jean-Antoine Lépine, Manuel Gutiérrez o Abraham-Louis Breguet. La creación de pioneras escuelas de relojería, el apoyo a relojeros españoles y la adquisición constante de las mejores piezas existentes en la época fueron conformando en el tiempo una colección que conserva algunos de los más antiguos y bellos ejemplos de este arte de medir el tiempo». Todas las piezas están en perfecto estado de conservación gracias a la esmerada labor de los artesanos del Taller de Relojería ubicado en el Palacio Real. |
Madrid. La medida del tiempo [3]. Relojes de reyes en la Corte Española del siglo XVIII. Palacio Real [4].
Hasta el 15 de enero de 2012.
Comisaria: Amelia Aranda Huete.