La muestra, formada por varias instalaciones escultóricas de muebles y cerámicas, distintas obras sobre papel, un libro con poesía del japonés Kuan Tao-Sheng y un vídeo, propone una reflexión en torno a la transformación de la materia y sus consecuencias. Bien sean tomadas de forma individual o en su conjunto, cada una de las piezas de la exposición adquiere, al ser intervenida, una voz propia, casi humana, reflejo y metáfora de las relaciones que se instauran entre el ser consigo mismo, y entre el ser y su entorno más privado, más protector.
Así, sillones, sillas y vasijas son transformados de una u otra forma por sus manos, pasando a adquirir en sus posiciones de relación con el espacio que les circunda una cierta humanidad. La artista les confiere un “soplo” que aporta en ellos la sutileza de la vida, caracterizada por la temporalidad, por el tiempo que les aproxima, como a cada ser nacido, poco a poco hacia la muerte. En esta exposición, Concha García propone un canto a la belleza de lo que está vivo y es irrepetible, mostrando sus cicatrices y ausencias que, lejos de ser cubiertas, son expuestas a la luz en todo su esplendor.
Madrid. Concha García. La mirada asombrada. Galería Pilar Serra.
Del 20 marzo al 28 abril de 2012.