El acuerdo respeta, de 2009 a 2019, el principio de que a la National Gallery le corresponde la pintura producida hasta 1900, mientras que la posterior corresponde a la Tate Modern. Pero esa frontera pasa oficialmente a ser flexible, tanto en las adquisiciones como en las exposiciones y obtención de legados: la National Gallery podrá adquirir obras pintadas en el siglo XX si son de artistas normalmente asociados al siglo XIX o comenzaron en él su actividad, como ocurre con Cezanne, Monet y Renoir y por su parte, la Tate Modern podrá comprar pinturas realizadas en el siglo XIX si a sus creadores se les encuadra más en el siglo XX, como es el caso de Bonnard, Picasso y Matisse. Antes de proceder a la compra, ambos museos se consultarán para evitar motivos de conflicto.
Otra novedad es que la Tate Britain, tercera en discordia y dedicada a la creación de artistas británicos, podrá combinar su propia colección con otras de artistas europeos de la misma época, sin que la National Gallery perciba esto como una agresión.