El espectacular edificio, un cubo con aspecto de caja de bombones de colorines, se incorpora hoy al rico circuito artístico muniqués, en directa vecindad con sus pinacotecas, la Antigua y la Moderna.
Impresionante colección
Los 36.000 paneles de cerámica de la fachada alegran la manzana. En su interior, repartidos en los espacios que envuelven un eje de escalinatas de fina madera danesa, se exhibe un impresionante listado de grandes nombres: varios Warhol, incluido su Piss Painting titulado Oxidation, frente a frente con Hirst, Franz West, John Chamberlain, Alex Katz, Arnulf Rainer y Bruce Naumann, entre otros muchos.
El nuevo museo muniqués debe su colección al mecenas Udo Brandhorst, quien cedió la piezas a Múnich a cambio de que la ciudad le brindara un espacio y solar adecuados. La respuesta de las autoridades estuvo a la altura de las circunstancias: un solar con las pinacotecas públicas al fondo, sobre el que se construyó un edificio capaz de albergar las 700 obras del coleccionista, aunque sólo se exhiben dos centenares.
Templo de artistas
La más fotografiada, incluso antes de abrir las puertas, fue la vitrina de Hirst, un monumental homenaje a la industria del analgésico, titulada In this terrible moment. Pacientes estudiantes de arte han tenido que colocar píldora a píldora y de acuerdo a las precisas instrucciones cromáticas y de otro tipo del artista, hasta alcanzar las 27.000 consignadas.
Hirst está en la lista de artistas cuidados por Brandhorst [1] y suyo es asimismo un espectacular bronce de seis metros de altura titulado Hymn. El preferido por excelencia del mecenas es, sin embargo, Cy Twombly, de quien empezó a comprar obra en la década de los 60 hasta acumular la mayor colección fuera de EE.UU.