Esta selección de pinturas –23 óleos, 9 esculturas y 59 técnicas sobre papel– procede de museos americanos y europeos (National Gallery of Art, Washington; MFAH, Houston; Whitney Museum, Nueva York; The Broad Art Foundation, Santa Mónica; Milwaukee Art Museum; Centre Georges Pompidou, París; Tate, Londres, entre otros) y de colecciones privadas. Todas ellas muestran la evolución de una obra excepcional, y su presencia se complementa con un importante préstamo del artista –20 obras–, que contiene, entre otras, su escultura más grande, realizada en 2007 y que nunca antes ha sido expuesta.
Cifras y letras
Tintas sobre plástico, dibujos, se muestran asimismo en el IVAM. Pero una exposición como ésta estaría incompleta sin el conjunto de grabados que la acompaña. La obra gráfica de Johns es inmensa, tanto en el terreno del grabado sobre cobre como en la práctica de la litografía. A imagen de Picasso y de Matisse, el trabajo de la estampa es omnipresente en su trabajo cotidiano y, como grabador que es, ha ampliado y modificado los límites de todas las técnicas que ha empleado.
Numerosas obras –contando todas las técnicas– que figuran en esta exposición insisten en las cifras y las letras que desde hace medio siglo aparecen de manera recurrente en su trabajo. Los símbolos de comunicación no verbal están presentes tanto en su pintura como en su grabado y escultura. En un proceso basado en la repetición, el artista muestra la importancia del desarrollo continuo de registros temáticos.
Investigador incansable Jasper Johns, nacido en 1930 en Allendale (Carolina del Sur, EE.UU.), es un investigador incansable que en sus inicios reaccionó contra la abstracción lírica y el expresionismo abstracto. Se mantiene fiel a un cierto estetismo y extrae su inspiración de la historia del arte. Al ampliar los límites, pone en su obra sus raíces, las de la humanidad, sus conocimientos y su gusto por el pasado. Retomando la reflexión de un historiador del arte, es uno de los últimos pintores estadounidenses que conserva «un perfume de la vieja Europa». Si actualmente se le reconoce como una figura del arte incontestable y emblemática, su obra, que representó un papel determinante en el nacimiento del Pop Art y sus consecuencias, está en el origen de muchas otras innovaciones en el terreno de las artes plásticas. Considerado como el promotor del neo-dadaísmo, no obstante, es inclasificable. Por su propia creatividad y esa especie de perfeccionismo que le convierte en un extraordinario artesano, no deja de interrogarse sobre la función de la pintura, sobre el papel intermediario de un producto que cuestiona y afecta la sensibilidad del espectador. Trabajador infatigable, posee esa fuerza que le hace cuestionarse constantemente a sí mismo y ese «sentimiento muy profundo» que evoca Eugène Delacroix en su diario: «Para mantener la originalidad de su pensamiento a pesar de las costumbres a las que el mismo talento tiende a abandonarse». |
Valencia. Jasper Johns. Las huellas de la memoria. IVAM.
Hasta el 24 de abril de 2011.
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