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Los frescos de Pompeya recuperan su esplendor

Con un nuevo orden, basado en su cronología y en la recreación de las condiciones y disposición original de las viviendas pompeyanas de donde fueron arrancadas, un total de 400 frescos, pertenecientes a la colección del Museo Arqueológico Nacional de Nápoles, se mostrarán en diferentes salas, como las dedicadas a la Casa de Meleagro, la Casa de los Dioscuros o la Villa de Boscoreale.

Los frescos, en los que el arqueólogo August Mau se basó para realizar la subdivisión de los estilos de pintura mural de la antigüedad romana, fueron arrancados de las paredes de las casas pompeyanas en los siglos XVIII y XIX y trasladados a este Museo.

Lo más destacado de la pintura romana

Entre estas piezas, se encuentran algunas de las obras más destacadas de la historia de la pintura romana antigua. Según los restauradores, se han descubierto colores antiguos y detalles nunca antes vistos gracias a la restauración y los trabajos de limpieza que, además, han facilitado el trabajo de los especialistas para estudiar las corrientes artísticas, los géneros y las técnicas de la pintura romana.

Un Primer Estilo (150-80 a.C.) de estas pinturas no era figurativo, razón por la que estas obras no fueron arrancadas. Posteriormente, un Segundo Estilo, llamado también de pintura "arquitectónica", tiene su mejor exponente en la Villa de Boscoreale, donde príncipes, filósofos y personificaciones de dioses se perfilan sobre un fondo de "rojo pompeyano", el color típico de esta ciudad fabricado con cinabrio.

Dominio del paisaje

Asimismo, existe también una sala dedicada al Tercer Estilo, con una serie de elementos decorativos y grandes cuadros en los cuales el paisaje predomina sobre la forma humana. Por último, el Cuarto Estilo (60-80 d.C.), el más presente en la ciudad, cuenta con ejemplos tan destacados como la Casa de Meleagro, la Casa de Marte y Venus y la Casa de los Dioscuros, reconstruidas a partir de sus pinturas murales: Las bodas de Hera y Zeus, Aquiles en Esciro, Marte y Venus o Ariadna abandonada, entre otras.

Esta exposición pretende ser un viaje por imágenes a través del mundo grecorromano: dioses, héroes, rituales, escenas de la vida cotidiana y del erotismo se suceden, permitiendo al visitante considerar estas pinturas no sólo desde el punto de vista formal, sino "sobre todo en razón de su modo de expresar un imaginario colectivo quizá no tan lejano" del nuestro.

 

El papel de Carlos III

El Museo Arqueológico Nacional de Nápoles (MANN) está considerado uno de los más importantes de su género en Europa, tanto por la calidad como por la cantidad de las obras que expone. Contiene las colecciones arqueológicas de Pompeya, Herculano y Estabia, riquísimos hallazgos de las ciudades en torno al Vesubio excavadas a finales del XVIII por la Corona Española bajo el mando de Carlos III, además, incluye también las ricas colecciones de Carlos de Borbón, hijo de Isabel de Farnesio (la Colección Farnesio), y la colección egipcia de Estéfano Borgia.

Durante el siglo XIX, el Museo continuó recopilando piezas y nuevo material de las colecciones privadas y las excavaciones, sobre todo de la Campania y del sur de Italia.

Durante algunos años su estructura se ha visto sometida a un gran trabajo de restauración y hay en proyecto una extensa reorganización de sus colecciones.