Las 25 esculturas, dibujos y las videoinstalaciones de Bernardí Roig, como se podrá observar en el recorrido expositivo, están centrados en el cuerpo humano representado a tamaño natural con un halo de luz habitualmente presente, en el que siempre se descubre una carga poética de complejo análisis. La muestra también incluye una fuente inspirada en el famoso Self Portrait de Bruce Nauman,
Independientemente de la técnica y disciplina
Sus obras, independientemente de la técnica y disciplina, se muestran como vasos comunicantes, como pasillos entrecruzados entre la realidad social de nuestra contemporaneidad y un pasado lejano.
Los personajes que idea van muchas veces unidos a un exceso dramático, a una teatralidad monumental que contrasta con el mutismo escultórico, ya que sus esculturas blancas, el hombre de Bernardi Roig, desde su ceguera, busca una ventana de manera que su mente pueda correr en libertad, desligada de las ataduras de la realidad social. Para ello debe recorrer, deslumbrado, un camino y superar las representaciones falsas de un mundo que lo tiene abatido.
Por ello, en esta muestra Bernardí acentúa la carga y significación literaria ya que dirige la lectura de la obra hacia un relato relacionado con la historia del espacio que acoge sus esculturas.
Esta exposición recala en el IVAM tras su paso por la Bienal de Venecia.
Valencia. Bernardí Roig. Shadows must dance. IVAM [1]. Centro Julio Gonzalez-Galería 7A (Abajo) y Galería 7B (Arriba) y Galería 99 (Otros espacios).
Del 26 de noviembre de 2009 al 31 de enero de 2010.
Comisarios: Consuelo Ciscar y Silvio Fuso.