La reforma de ese inmueble adicional, que ocupa una superficie de 6.000 metros cuadrados y data de los años 60, supondrá una inversión de 10 millones de euros, de los que el museo aportará cuatro y el Gobierno federal seis.

El secretario de Cultura del Gobierno regional de Berlín, André Schmitz, afirmó que con la ampliación el Museo podrá disponer de un espacio que "necesita con urgencia" para dependencias dedicadas a la investigación, la difusión y la formación. Pese a no ser uno de los más céntricos de la capital alemana -se encuentra en el barrio multicultural de Kreuzberg- el Museo Judío de Berlín, que fue inaugurado en 2001, recibe más de 750.000 visitantes cada año.

Edificio singular

El singular edificio original de Liebeskind, revestido en zinc, propone una relación absolutamente novedosa entre arquitectura y contenido museístico. El diseño, que su autor llama between the lines (entre líneas), describe las tensiones de la historia judeoalemana a partir de dos ejes: uno recto pero quebrado en varios fragmentos y otro articulado con final abierto. En los cruces entre ambos se encuentran los vacíos (voids), espacios huecos que atraviesan todo el museo. La arquitectura convierte a la historia judeoalemana en una experiencia sensorial, formula nuevas preguntas y estimula la reflexión.

La exposición permanente se despliega en una superficie de 3.000 metros cuadrados y su recorrido es un viaje de descubrimiento a través de dos mil años de historia común. Trece cuadros de época brindan una imagen viva de esta cultura desde la Edad Media hasta el presente. Objetos cotidianos y obras de arte, fotos y cartas, elementos interactivos y estaciones multimedia muestran cómo la vida judía se entrelaza con la historia alemana.

La exposición permanente se complementa con un variado programa de exposiciones temporales. El Museo ofrece también múltiples actividades cculturales para todas la edades: conciertos, conferencias, talleres y funciones de cine.