Morandi nació en el seno de una familia de clase media y, tras un breve período en el que trabajó en la empresa de su padre, estudió en la Academia de Bellas Artes de Bolonia. En 1910 viajó a Venecia y Florencia, donde descubrió la obra de grandes artistas del Renacimiento italiano (Giotto, Masaccio, Piero de la Francesca, Paolo Ucello), pero quien más le influyó fue Paul Cézanne (aunque no visitaría Francia, concretamente París, hasta 1956), especialmente en su larga serie de bodegones.
Belleza y melancolía
En 1913, tras superar con ciertas dificultades el examen de aptitud para la enseñanza, Morandi consigue una modesta plaza de profesor suplente en escuelas elementales, que mantendrá hasta 1929 y que le llevará a pueblos perdidos de la región de Emilia. Sobre esta época escribe De Chirico: “Para mantener su obra en la pureza, de noche, en las aulas desoladas de alguna escuela elemental, Morandi enseña a los niños las leyes eternas del dibujo geométrico, el fundamento de toda gran belleza y de toda profunda melancolía”.
También en 1913, el pintor comienza a relacionarse con los futuristas por mediación de su compañero de estudios Osvaldo Licini, quien le pone en contacto con Marinetti, Russolo y Boccioni. En los meses siguientes, Morandi asiste con cierta frecuencia a las reuniones del grupo y presenta dos obras a la Primera Exposición Futurista Libre, celebrada en Roma en la primavera de 1914. Pero mantiene su independencia frente al movimiento liderado por Marinetti y, sin perder la impronta cezanniana, se va aproximando al cubismo. Morandi, que en 1912 había comenzado una importante actividad como grabador, ve su carrera interrumpida bruscamente por la Primera Guerra Mundial. Es llamado a filas en 1915, enferma gravemente y es internado en un hospital.
Aunque de esos años se conservan escasas obras –pinta poco y destruye la mayor parte de su trabajo–, los problemas de salud no le impiden llevar a cabo un profundo proceso de reflexión que desemboca en 1918 en el llamado período metafísico. Entabla amistad con Giorgio de Chirico, por quien será también muy influido, y quien asociaba la obra de Morandi con lo que llamó “la metafísica de los objetos más comunes”.
Parte de la iconografía del pintor boloñés son vasos, botellas, etc., que, colocados sobre una mesa, se convierten en los principales protagonistas de sus cuadros. Morandi seguía así a su admirado Cézanne en la elección de los bodegones sencillos como medio de expresión de su pintura. En 1945 se celebra su primera exposición individual, en la galería Fiore de Florencia. Entre 1930 y 1956 fue profesor de grabado al aguafuerte en la Academia de Bellas Artes de su ciudad natal. Fue galardonado con el Primer Premio de la Bienal de Venecia de 1948 y con el gran premio de la Bienal de São Paulo de 1957.
Giorgio Morandi falleció en Bolonia en 1964. En 2001 abrió sus puertas el Museo Morandi en una sección del Palazzo d’Accursio, sede del gobierno local de Bolonia.
Esta misma exposición se ha podido ver previamente en Madrid, en la sede de la Fundación Juan March, y en el Museu Fundación Juan March, de Palma.
Cuenca. Tres acuarelas y doce aguafuertes de Giorgio Morandi. Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca.
Del 18 de marzo al 12 de junio de 2011.