, según su autor, frente a las tendencias fascistas que, en opinión de su creador, todavía persisten en la sociedad alemana. La mayoría de las estatuas están realizadas en plástico negro y unas veinte en oro pintado.
Antes, en Núremberg
La muestra, que ya fue presentada en otras ciudades, ha despertado la polémica entre los transeúntes, entre ellos muchos jóvenes y escolares. "Para eso los hice, para que sean el centro de un debate, no para que pasen desapercibidos", dijo Hoerl, de 59 años, al comentar las reacciones. La intención de su obra es advertir sobre la facilidad con la que se pueden manipular las masas, ha explicado el artista, señalando que éste no es sólo un problema alemán sino general, porque "hay muchos países europeos con neonazis".
Ya el pasado año, Hoerl, un profesor de arte y artista plástico, instaló 700 de estas figuras en una galería de Núremberg -ciudad muy ligada al movimiento nazi-, lo que provocó una investigación por parte de las autoridades después de que algunos espectadores se quejaran de que las figuras violaban las leyes alemanas que prohíben expresamente el uso de símbolos nazis. El caso fue finalmente desestimado por los tribunales, después de que estos fallaran a principios de este año que los gnomos eran claramente una sátira artística y que como tal no había ningún problema en permitir su exhibición pública.