La exposición ha sido organizada para Obra Social de Ibercaja por The Andy Warhol Museum y sólo se había presentado en una ocasión anterior, en el propio museo Warhol, durante la primavera de 2010. Este conjunto artístico incluye pinturas, impresiones, dibujos y fotografías que permiten comprender la evolución artística de uno de los creadores más transgresores del siglo XX.
Cinco décadas
Andy Warhol. Portraits se articula en cinco décadas, desde los años 40 hasta los 80. Si bien se introduce con una serie de diez fotografías familiares de los años 30 que ponen de manifiesto que su infancia y juventud nada tuvieron que ver con la “estrella del arte” en que se convirtió, tan rutilante como las estrellas de cine que siempre admiró. Precisamente una fotografía de la actriz que fue su ídolo en esta época, Shirley Temple, se halla también entre la colección del álbum familiar. Se trata de una postal dedicada a Warhol que él siempre conservó.
Los años 40 son los años de formación. A mediados de esta década iba a ser expulsado del Carnegie Institute of Technologie porque no se adaptaba a las enseñanzas; sin embargo, los dibujos que el joven artista hacía fuera del Instituto, cuando acompañaba a su hermano a repartir fruta, le sirvieron para que sus profesores, en concreto su profesor de dibujo Robert Lepper, adivinaran su valor y volvieran a admitirlo. Lepper fue inmortalizado por su alumno en una caricatura de 1948 hecha en grafito sobre papel bond que se puede ver en la exposición. De esta época, de 1946, es la primera obra de Warhol: una escena Personajes junto a un camión en tinta y grafito sobre papel Manila que recuerda el negocio de su hermano.
Notoriedad social
En aquella época comenzó a alcanzar notoriedad social debido al escándalo que protagonizó presentando al Premio de los Artistas Asociados de Pittsburgh el dibujo de un niño hurgándose la nariz. Una parte del jurado lo consideró un insulto, aunque otra parte reconociera su valía y calidad artística.
En los años 50 se trasladó a Nueva York y se abrió camino con éxito en la publicidad. Sus figurines de moda aparecieron en las páginas de Glamour, Harper’s Bazaar y del New York Times, y sus cualidades artísticas, igual que sus innovadoras técnicas de la línea emborronada y acuarelas de vivos colores, le valieron numerosos premios al tiempo que contribuyeron a implantar el estilo de la moda americana en la postguerra. De esta década, la exposición muestra obras con tintes de anilina, técnicas de línea manchada, figurines y otros trabajos de Warhol publicista y dibujante comercial que por primera vez salen del Museo. También de 1950 es su primer autorretrato.
No a la muerte
Es en la parte de la exposición dedicada a los años 60 donde se puede admirar al Andy Warhol más conocido. Sus primeros retratos los hizo a partir de fotos de revistas. A principios de esta década poseía ya una extensa colección de fotografías publicitarias de estrellas de cine como Marilyn Monroe, Elizabeth Taylor, Greta Garbo y Kim Novak, y un gran número de revistas para fans y tabloides.
A Warhol, que no reconocía la existencia de la muerte, le conmovió especialmente la de Marilyn Monroe en 1962 y decidió pintar retratos de la actriz. A partir del recorte de una toma publicitaria de la película Niágara, pintó grandes lienzos con los que acuñó definitivamente la imagen de la actriz como icono americano y se ganó su propio lugar en la historia del arte. Un año después, el asesinato de J.F. Kennedy le impactó de igual modo e inmortalizó a su viuda, quien fue también uno de sus ídolos. Con las fotos de la célebre Jackie, algunas de antes y otras de después del suceso de Dallas, pintó la que se consideraba una de sus mejores obras de los años sesenta: “Aquella fue la semana”.
Llega el fotomatón
Si hasta esta fecha obtenía sus modelos de revistas; desde 1963, Warhol comenzó a crear a partir de fotografías de fotomatón que imitaban los fotogramas de una película. Hacía entrar a los protagonistas de sus retratos en las cabinas de fotomatón de Times Square, introducía las monedas en la máquina y esperaba a que saliera la fotografía revelada. Utilizando este método inmortalizó a artistas y a amigos como Edie Sedgwick, Susan Bottomly y Gerard Malanga. Warhol transformaba las imágenes en serigrafías.
También en los 60 Warhol produjo cientos de “Screen Tests” (retratos en película de un personaje al que pedía que posara dos minutos y medio mientras él filmaba. La película resultante se proyectaba a velocidad más lenta y se convertía en un “Screen Test” de cuatro minutos de duración).
Retratos por encargo
A comienzos de los 60, Andy Warhol comenzó a pintar retratos por encargo, generalmente a coleccionistas de arte con gran poder adquisitivo, lo que se convirtió en su principal fuente de ingresos. Sin embargo, en 1968 y tras ser víctima de un intento de asesinato que estuvo a punto de costarle la vida, dejó de pintar.
El gerente de sus negocios, Fred Huges, lo convenció para que pintara retratos de los «ricos y famosos». En los 70 cambió la técnica del fotomatón por la Polaroid, que consideraba mucho más práctica. Le interesaban, además, los contrastes de claroscuros que ofrecían las fotos hechas con está máquina de revelado instantáneo, los cuales reducían las imperfecciones y arrugas. Se compró una cámara de estas características y modificó el ritual de sus sesiones: Tras un almuerzo en su estudio, Warhol aprovechaba la sobremesa para hacer cientos de fotografías al modelo y elegía después una o dos para transferirlas a una serigrafía y pintarlas a continuación. El retrato de Yves Saint Laurent, quien lo introdujo en la sociedad parisina; Liza Minelli o Arnold Schwarzenagger son el resultado de esta nueva técnica.
El omnipresente Mao
De los años 80, la exposición muestra, entre otros retratos, los de Prince, Dolly Parton, Sylvester Stallone, Jane Fonda, Marisa Berenson, Alfred Hitchcock, Mao Tse Tung, omnipresente en la obra de Warhol (llegó a producir más de 2.000 retratos de Mao en pequeños y grandes formatos); Sonia Rykiel, Carolina Herrera, la modelo Apollonia von Ravenstein; Robert Mapplethorpe, con quien Warhol nunca tuvo buena sintonía; Jean Michel Basquiat, su colaborador en los ochenta; Tennessee Williams, o Truman Capote, el gran ídolo de su juventud y de su madurez. La lista continúa con una larga relación de personajes relevantes, de miembros de la alta sociedad, de hombres y mujeres de negocios, o de gente común que, a través de los relatos de Warhol, se convirtieron en estrellas. La muestra incluye también un carpeta de mitos: Howdy Doody, (de su infancia) y Drácula.
No obstante, de toda su producción, la representación de su propia imagen, en los múltiples formatos que utilizó, es quizá la más extendida y reconocida por el público junto a sus latas y a las caras de sus mitos. Sus autorretratos permiten apreciar la evolución de uno de los creadores imprescindibles en la sociedad estadounidense del siglo XX y en la historia del arte. El precursor del Pop Art extendió también su arte a otras disciplinas: fue escultor, director de cine, escritor, productor musical y editor (fundó la revista Interview).
Zaragoza. Andy Warhol. Portraits. Ibercaja Patio de la Infanta.
Hasta el 22 de abril de 2012.
Comisario: Jesse Wkowalsky.